La meseta de Saldaña permite dos cosechas de la gramínea, porque, contrario a otros sectores aledaños, los campos no rotan con algodón, maíz y sorgo en la época seca.
Aunque casi duplican nuestro rendimiento promedio de 3½ toneladas por hectárea, siembran anualmente unas 250 mil hectáreas y goza el agricultor de crédito y asistencia técnica obligatoria.
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La producción nacional no suple la demanda interna y por eso se abastecen de los excedentes que tienen Venezuela y Ecuador.
Al momento la tendencia del precio en esta zona que aporta el 60% de la oferta total registra en cáscara una alza de $ 0,50 por carga de 125 kilos; a los molinos se paga en promedio 83.500 pesos ($ 44,89).
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El gerente de planta del molino Flor Huila, Jorge Enrique Silva, dijo que el 60% del arroz blanco se vende empaquetado (con marca) en el mercado colombiano y por ello considera conveniente que el Gobierno ecuatoriano levante la prohibición de exportar la gramínea, para que los molinos puedan estabilizar los precios al público mediante la mezcla de este producto que es de inferior calidad y costo y Ecuador logre evacuar excedentes que pueden originar una sobreoferta.
En años anteriores, los molinos colombianos más grandes adquirieron a través de comerciantes particulares cerca de 140 mil toneladas de la gramínea a $ 18,50 el quintal, un precio que no será el mismo incluso si persiste la revaluación del peso frente al dólar.
Las cantidades están por verse apenas el Magap establezca si hay suficiente arroz para permitir la salida y haya las garantías para que el agricultor reciba $ 25 por saca como lo sugirieron los industriales.