Un mes después de que el escritor Ernest Hemingway muriera (se suicidó de un balazo el 2 de julio de 1961, en su cabaña de Sun Valley, Idaho, EE.UU.), su viuda, Mary Welsh, volvió a Cuba –país donde el autor residió con ella o con sus anteriores esposas y escribió sus más famosos libros– y regaló al Estado la casa en la que habitaban: la finca Vigía, una edificación de finales del siglo XIX que se levanta en el poblado de San Francisco de Paula, a 25 kilómetros al este de La Habana, y que está flanqueada por árboles y plantas de diversas especies (ficus, ceibos, mangos, orquídeas, pandanos, palmas reales) que forman una abundante vegetación. La extensión total del lugar es de cuatro hectáreas.