Bajo la influencia del llamado “primer racionalismo”, las viviendas incorporaron conceptos básicos en su tipología que modificaron su geometría y sus esquemas tradicionales, lo que impuso en sus compactos y cerrados diseños una marcada integración con el contexto próximo.

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Esquema integrador
Antes la separación entre exterior e interior quedaba claramente eliminada a través de grandes superficies vidriadas y recursos que contribuían a la participación directa del paisaje en los ámbitos internos.

La casa se abre. Hoy la vivienda retoma ese esquema integrador, que también reconoce el fuerte influjo de la arquitectura mexicana contemporánea y tiende cada vez más a eliminar los límites entre exterior e interior.

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La casa se abre al jardín e incorpora el verde. Las galerías, pérgolas y plantas actúan en estos esquemas como transiciones que funden los límites de lo construido y se incluyen los patios internos, confundidos entre los distintos espacios, lo que genera  fluidas interacciones entre el adentro y el afuera.

Ventilados
En las tipologías de viviendas de décadas anteriores, estos patios resultaban de la necesidad de ventilar o iluminar habitaciones, especialmente en lotes estrechos. Se planteaban para resolver urgencias funcionales, por lo que no se atendían sus aspectos estéticos ni se explotaba su riqueza hacia los ámbitos que no requerían ser ventilados.

Frecuentemente y con la riqueza que le otorgan sus envolventes transparentes, el patio interior se convierte en un ámbito provocativo, muy escenográfico y con un gran protagonismo en los interiores. Requiere un diseño especial, usualmente acorde con el estilo de la vivienda, para lograr su integración visual.

Según sus dimensiones –y los diferentes criterios del proyecto– puede proporcionar un lugar de estar, descanso y encuentro, o simplemente plantearse como un interesante elemento de diseño, que aporta visuales en el interior.

Su ambientación puede ser   formal o informal, y hasta contemplar algún modelo histórico de patio cerrado, incorporando recursos de otros periodos y culturas.

Por ejemplo, un pequeño exterior que apela a los recursos del patio andaluz. Decenas de macetas o tierras de sembrío, así sean pequeñas.

No obstante, en las viviendas de geometrías racionalistas estos patios suelen seguir las líneas del vanguardismo, el cual invita a la libre composición y al uso de materiales como el hormigón, la madera y la piedra.

Con asiduidad se aprecia la presencia de los áridos (gravas, arenas y rocas) con su fuerte capacidad expresiva. Son óptimos para los solados, aunque los decks de madera son una alternativa muy elegida para cubrir los pisos.

Sus envolventes son transparentes, conformados por grandes paños de vidrios fijos o por carpintería liviana que permita una integración total con el interior. De una u otra manera, son atractivos focos de luz natural que dan una vida distinta a los ambientes.

Los envolventes son totalmente transparentes hacia los interiores y vale la incorporación de muros altos que generen verdaderos recintos internos, con la posibilidad de incluir texturas rugosas, madera y piedra.

El agua suele estar presente en este tipo de patios, quieta en fuentes de líneas, o bien geométricas, o bien en movimiento, como suaves caídas entre un muro de piedra o chorros desde pequeños surtidores.

Las especies vegetales se caracterizan por ser escasas, en disposición sencilla y composición monocromática. Dependiendo del gusto, puede haber jardines tupidos o plantas aleatorias.  

Objetos decorativos como esculturas modernas de acero, aluminio y granito. Ornamentos arquitectónicos convertidos en símbolos. Para su ubicación es necesario contemplar las visuales desde los interiores.

Los recipientes, macetas, vasijas contribuyen al estilo y a la atmósfera del jardín, por lo que deben elegirse cuidadosamente en armonía con el estilo.

Focos vespertinos
La iluminación es otro elemento que define el encanto de estos pequeños espacios exteriores durante la noche. Esta debe ser difusa y en su diseño debe considerarse la luz que se logrará más que las formas de los artefactos, los cuales debieran pasar inadvertidos. La iluminación difusa, desde el suelo, barriendo las especies, otorga un encanto muy particular.

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