Una piel sana se muestra sedosa, uniforme, sin manchas, suave al tacto, sin líneas de expresión y firme. Sin embargo obtenerla no es solo cuestión de cremas y tratamientos sino  que se suman una serie de factores.

Publicidad

Según la dermatóloga Blanca Almeida Jurado la piel es un órgano de gran tamaño y de fácil acceso; y está íntimamente relacionada con otros órganos internos, de manera que si existen alteraciones en estos se van a reflejar externamente en nuestro cuerpo.

El estrés, por ejemplo, es responsable directa o indirectamente de los cambios en la piel.  Sucede que en determinadas situaciones de sobrecarga de trabajo o tensión se producen en nuestro cuerpo grandes cantidades de radicales libres. Por eso para lucirla sana es imprescindible gozar de una buena salud física y mental.

Publicidad

Ahora si está seca y con manchas oscuras puede deberse a problemas de alergia e incluso si hay rojez persistente podría ser por  lupus (enfermedad inflamatoria crónica autoinmune), entre otras.

Asimismo “cuando se sufre de hipotiroidismo (disminución de la función de la tiroides) la piel, además de seca, se pone gruesa; mientras, que si el problema es hipertioridismo (aumento de la función de la tiroides) se muestra muy fina, sudorosa y caliente”, dice la endocrinóloga Leonor Torresano de Ronquillo.

Y si las personas padecen diabetes (azúcar en la sangre) su piel puede presentar manchas hipercrómicas (cafeces) especialmente en los miembros inferiores. Pero si padecen de insuficencia suprarrenal (bajo nivel de hormonas de las glándulas suprarreñales situada encima de los riñones) se pone oscura y pigmentada, especialmente en la cara, nudillos de las manos, axilas, lengua y mucosa oral.

“La solución en estos casos está en dar tratamiento específico según la afección”, agrega la doctora Torresano.

Buena alimentación
Está demostrado que determinados alimentos, como las carnes grasas, los  lácteos enteros grasosos y los que contienen ácidos grasos trans (margarinas), inducen mayor formación de los radicales libres conocidos como los inductores del envejecimiento ya que provocan el adelgazamiento y desaparición del colágeno el cual constituye la base de una piel tersa y joven.

Pero las frutas y vegetales en especial las de color verde intenso o amarillo por el contrario tienen antioxidantes que contrarrestan el efecto nocivo de los peligrosos radicales libres.

Aunque no existe una dieta específica para tener una piel sedosa, una alimentación variada es parte del esquema para conseguirla. Además hay que tratar de mantener el peso ideal, porque las fluctuaciones de este son causa de flacidez.

La doctora Almeida sugiere tomar en cuentas las siguientes recomendaciones:

  • Es conveniente disminuir el consumo total de grasas en general en especial las saturadas (inducen formación de los radicales).
  • Coma nueces, almendras y otras oleaginosas ya que poseen vitamina E, conocido antioxidante. Sin embargo  tenga precaución de no consumirlos en exceso ya que también contienen muchas calorías.
  • Aumente el consumo de carbohidratos complejos como cereales integrales, frutas y verduras (ricos en antioxidantes) especialmente cítricos los cuales contienen vitamina c.
  • Disminuya el consumo de azúcares.
  • Limite la ingestión de sal (produce retención de líquidos)
  • Limite al máximo el consumo de alcohol.
  • Beba abundante agua.
  • Cuando no se lleva una alimentación adecuada es necesario el consumo de fármacos antioxidantes como la vitamina C, E, betacarotenos,  selenio, coenzima Q, entre otros. (S.M.)