El director del zoológico donde una tigresa mató a un adolescente reconoció este jueves que el muro que rodeaba el área habitada por el animal era bastante inferior a la altura recomendada por la agencia de acreditación de zoológicos.

El director del Zoológico de San Francisco, Manuel A. Mollinedo, también reconoció que cada vez es más evidente que la tigresa saltó o trepó para salir de su habitáculo al aire libre, quizás asiéndose de un borde.

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Tuvo que haber brincado. Me sorprende cómo pudo saltar tan alto, dijo.

Mollinedo dijo que los investigadores han desechado la posibilidad de que la tigresa haya salido por una puerta trasera.

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De acuerdo con la Asociación de Zoológicos y Acuarios (AZA), los muros alrededor de una exhibición de tigres deben de ser al menos de cinco metros (16,4 pies) de alto. Pero Mollinedo dijo que el muro, levantado hace casi 70 años, era apenas de 3,81 metros (12,5 pies) de alto, con una fosa de 10 metros (33 pies) de ancho.

Indicó que las autoridades examinaron el muro alzado en 1940 y nunca dijeron nada.

Cuando llegó la AZA y revisó nuestro zoológico hace tres años, nunca señalaron eso como una deficiencia. Obviamente, ahora que pasó algo, vamos a tener que revaluar la altura, dijo.

Mollinedo indicó que la fosa no tenía agua y nunca ha tenido. No dijo si ello influyó en forma alguna en el escape de la tigresa.

El miércoles, el director del zoológico había dicho que el muro era de seis metros de alto y que el foso era de más de seis de ancho (20 pies). En base a esas estimaciones incorrectas, los expertos en animales manifestaron su incredulidad de que un tigre en cautiverio hubiera realizado un salto tan espectacular.

El vocero de la AZA, Steven Feldman, dijo que la altura mínima solamente es una guía y que un zoológico debería ser considerado seguro incluso si el muro era menor.

Las normas de acreditación requieren que las barreras sean adecuadas para mantener a los animales y personas lejos unas de otras. Obviamente algo pasó para que ello no fuera el caso en ese incidente, dijo Feldman.

La felina, llamada Tatiana, desató una carnicería el día de Navidad, casi a la hora de cerrar, atacando a tres personas antes de ser muerta a tiros por la policía. Carlos Sousa hijo, de 17 años, falleció y sus dos hermanos, de 19 y 23, recibieron graves heridas a causa de las fauces y garras del animal.

La policía estaría investigando si uno o más de los tres adolescentes atacados por una tigresa siberiana en el zoológico de San Francisco provocaron al animal, que mató a uno e hirió de gravedad a otros dos, dijo el diario The San Francisco Chronicle, que citó fuentes anónimas.

De acuerdo con el rotativo, la policía halló un zapato y sangre en una zona entre la puerta y el borde de un terraplén que cercaba el recinto de la tigresa. Eso plantea la posibilidad de que una de las víctimas haya asomado una pierna u otra parte del cuerpo sobre el borde de la exhibición, en un evidente intento por provocar al animal.

Tatiana atacó en diciembre pasado a una empleada que la alimentaba a la vista de los espectadores. Una investigación determinó que el zoológico había tenido la culpa por el incidente. Las autoridades del zoológico instalaron posteriormente mejores equipos de vigilancia en la llamada Casa del León, donde se alojan esos animales.

Mollinedo dijo el miércoles que no pensó ordenar la muerte de Tatiana luego del incidente del 2006, pues actuó como lo hace un tigre normal.