Nueva Jersey abolió ayer la condena de muerte y se convirtió en el primer estado estadounidense en derogar la pena capital en más de 40 años.

El gobernador, John S. Corzine, firmó la ley luego de haber conmutado las penas de muerte de ocho reclusos a cadena perpetua. Es la primera vez en 42 años que un estado de ese país rechaza la imposición de la pena de muerte.

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La iniciativa, que había sido aprobada por la Legislatura estatal la semana pasada, indica que toda sentencia a muerte debe ser reemplazada por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
“Este es un día de progreso para nosotros y para todas las personas en nuestra nación y en el mundo entero que rechazan la pena de muerte como una solución moral o eficaz para el nefasto crimen de asesinato”, dijo Corzine.

Entre los que se salvan de morir está Jesse Timmendequas, convicto de asesinar a una niña de 7 años, Megan Kanka, en 1994. Ese caso llevó a la promulgación de la llamada   Ley de Megan, que obliga a las agencias policiales a informarles a las comunidades si un delincuente sexual está viviendo en el vecindario.

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Mantener un castigo que no se aplica en el estado tiene un costo para el erario de unos once millones de dólares al año, una cantidad que, según el texto del proyecto, se destinará a ayudar a las familias de las víctimas de reos.

Corzine aprobó el proyecto luego de estudiar varios aspectos pendientes de análisis.