No abunda la bibliografía para el peculiar hecho de que un presidente sea sucedido por la primera dama, apuntó José Luis Colángelo, profesor de protocolo de la Universidad Argentina de la Empresa.

La ley marca que Kirchner, poco afecto al protocolo, tendrá el tratamiento de un ex presidente constitucional, pasando del primero al sexto lugar de importancia en el ceremonial.

El protocolo argentino admite que el matrimonio presidencial camine a la par y, con independencia de que el cónyuge del jefe del Estado “sea hombre o mujer, solo tendrá participación cuando las reuniones sean para matrimonios”, explicó la experta Claudia Rufinatti.

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Tanto Rufinatti como Colángelo aseguran que Néstor Kirchner puede ser llamado “primer caballero”, dignidad que aunque no está en ningún manual, resulta de adaptar al régimen republicano la monárquica de “príncipe consorte”. Pero Eugenia de Chikoff, conocida como “decana de los buenos modales”, sostiene que el futuro “primer caballero” o “consorte republicano” deberá caminar “un paso por detrás y a la izquierda de su excelencia, la presidenta”.

A Cristina Fernández de Kirchner nunca le gustó que la llamaran primera dama sino “primera ciudadana”, calificativo que surgió de la Revolución Francesa, o de Josefina, la esposa de Napoleón Bonaparte.