La tarde anterior a su concierto en el que impresionaron a los asistentes del Quito Raymi, unos fanáticos, Álex Duque y Neil Toro, se dieron el lujo de sorprender a los integrantes del rompeesquemas grupo mexicano Maldita Vecindad y Los Hijos del Quito Patio.

Álex y Neil llevaron un LP del disco El Circo con una carátula alternativa, editado en Ecuador. “Esto es oro, ni siquiera yo lo tengo, ganarías una fortuna en México”, dijo Rocco, el vocalista de Maldita Vecindad, grupo creado en 1985 con cuatro discos editados y uno en el congelador, por problemas legales con su antiguo sello disquero, que bien pudo haber sido un disco doble, por el que le perdieron la paciencia a la industria discográfica.

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La mejor definición de la Maldita Vecindad y Los Hijos del Quito Patio es que son un cruce entre Red Hot Chilli Peppers y el inventor del mambo, Dámaso Pérez Prado.

En su primer recital en Ecuador, no defraudaron: hicieron bailar a esos chicos de miradas taciturnas y camisetas negras con los logos de bandas de black metal. Pato (guitarrista) y Aldo (bajista) hablaron con Diario EL UNIVERSO antes de su gran actuación, el sábado pasado, justo luego de Sal y Mileto, que jugaban de locales.

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Es la primera vez en Ecuador. ¿Por qué tardaron tanto?
Aldo:
A veces no coincidíamos por calendario, y para la banda siempre ha sido uno de nuestros objetivos llevar nuestra música hasta donde pudiéramos. Cada año vamos a EE.UU., en México estamos en festivales o en las fiestas de los pueblos, también vamos a Europa. Ya como independientes (llevan diez años sin casa disquera). Y nos faltaba Ecuador.
Pato: Teníamos buenos comentarios de nuestros amigos de Café Tacuba que habían estado por acá varias veces, y ya queríamos venir.

¿Cómo va la producción del nuevo disco?
Pato:
Estamos haciendo los últimos detalles. La idea es terminarlo en marzo. Es una producción independiente y queremos licenciarla. Hay algunos músicos invitados...

¿Pueden adelantar algo?
Aldo:
No, es una sorpresa.

Desde 1998 no sacan novedades discográficas ¿Por qué?
Aldo:
Nos separamos de la industria discográfica y todo ese tiempo nos atrincheramos en producción independiente, haciendo música para un par de películas y los homenajes a Tin Tan, Los Tigres del Norte y José José. La ausencia mediática es asunto de los medios, nosotros no hemos dejado de tocar.

¿Qué pasó después de su disco más exitoso El Circo?
Aldo:
Entre El Circo (1991) y Baile de Máscaras (1996) grabamos un disco en Nueva York, pero hubo un problema contractual entre el productor y la disquera y nunca salió.

¿El disco se puede publicar?
Pato:
No porque pertenece a la disquera y mientras no se arregle el problema legal, por presupuesto, no va a salir.

¿Y tocan las canciones?
Aldo:
Encontramos un truco para publicar varios temas: grabamos otras versiones de las canciones en el disco Baile de máscaras.

¿Iba a ser un disco doble?
Pato:
Bueno eran 34 temas, pero todavía no lo alcanzamos a conformar como tal. Esas son las cosas desafortunadas de estar con las multinacionales. Por eso estamos produciendo independientemente.

¿Cuándo se dieron cuenta de que el camino era hacer música distinta, ni rock ni tradicional?
Aldo:
Nunca llegamos a un acuerdo para decir ‘vamos a hacer esto para romper esquemas’, pero sí queríamos expresar y bailar con ese algo que no había. Tuvimos suerte.