En cualquier sitio del mundo, los conflictos familiares siempre han existido y seguirán existiendo. Esto provoca en muchos casos resentimientos y distanciamientos. Por eso es necesario resolverlos a tiempo.
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La psicóloga clínica Toyi de Jácome considera que algunos de los problemas que enfrentan los padres a diario con los hijos se relacionan con la disciplina, es decir, en cuanto a las reglas del juego en casa como el manejo del tiempo, las salidas, los amigos que frecuentan, la escuela y los valores que se están inculcando e incluso con acuerdos a los que se deben llegar, entre otros. Pero varían según la edad de los vástagos.
Como consecuencia, los niños pequeños empiezan a mostrar cambios en el comportamiento. Según la psicóloga clínica y orientadora familiar Mónica Llanos Encalada, se vuelven muy Hiperactivos, llaman la atención de los padres, se hacen desobedientes o padecen trastornos en el sueño.
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En cambio, los adolescentes se ponen rebeldes y por la lucha de poder que empieza a existir a veces usan un lenguaje indirecto con sus padres y hacen comentarios impersonales e hirientes hacia ellos. Generalmente las frases o actitudes son de rechazo, no los toman en cuenta y actúan con un mal uso de su independencia.
En cuanto a los cónyuges, los problemas más frecuentes que causan resentimientos, dice el psicólogo clínico Jorge Luis Escobar, son la infidelidad, el no hacer partícipe a su pareja en actividades en las que los dos deben tomar decisiones, enterarse por otra persona y no por su pareja sobre un evento muy importante.
También no recordar fechas importantes, darle la razón a otra persona en una discusión cuando está de por medio su pareja o ser desautorizada frente a sus hijos, más aún ante un extraño.
Resentimiento doloroso
De todos los malestares que originan un resentimiento, parecería ser la infidelidad el que causa mucho dolor, pero en la exploración psicológica, el pesar más profundo y agudo se manifiesta por el ridículo social y que fue por terceras personas el enterarse. Esto evidencia que la carga de dolor es subjetiva y está condicionada al componente social más que al afectivo, pero no necesariamente es una regla general que se dé esta manifestación.
“Como consecuencia el resentimiento que se produce se manifestará de acuerdo con las características de personalidad de los cónyuges. Algunas son autodestructivas, otras con sabotaje constante de la relación en todas las esferas y en particular en la sexual. Incluso responsabilizan en el 100% a su pareja de todo lo que le ocurre. Todo esto puede llevar a la pérdida total del respeto tanto como seres humanos y en la relación integral de ambos”, asegura Escobar.
Si los resentimientos no se solucionan, dice Jácome, se fabricarán hogares destruidos que se proyectarán en los hijos y en los futuros nietos. Situación que se convertirá en una cadena de amargura de generación en generación, provocando también la propia autodestrucción, física, emocional y espiritual. Así que lo mejor y más sano es restaurar las relaciones familiares mediante el amor y el perdón.
Es necesario saber que una reconciliación verdadera significa poder entender las diferencias del otro, estar dispuesto a elaborar acuerdos y desarrollar una buena comunicación, en contenido y a tiempo, pues lo más importante es saber perdonar sin temor a sanción. Además, no necesariamente involucra volver a estar juntos, sino dejar de agredirse e irrespetarse, más aún cuando hay hijos en una relación, así todos ganan, según el psicólogo.
Dar lugar a la reconciliación
Generalmente los resentimientos son originados porque se lastima, se grita o se dicen palabras hirientes y en algunos casos acompañadas de maltrato físico. Según Jácome, esto origina mucha amargura y bloquea la mente y los corazones de los que atraviesan el conflicto mal manejado, lo que causa un ambiente hostil y tenso para todos.
Pero una vez que los niveles de ira y enojo han cesado queda un gran sentimiento de culpa entre los participantes y se deben aprovechar estos momentos para reflexionar en cuanto a la mala actitud asumida, dando lugar a la reconciliación, la que tiene como factor principal el perdón. Entendiéndose como el bálsamo que sana estas heridas. Tal como lo dijo la madre Teresa de Calcuta: “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió. A través del perdón te liberas del resentimiento y la raíz de amargura que tenías en tu interior. Mientras que el costo del perdón es alto, vale la pena pagar el precio, a cambio del gozo de la restauración y de la liberación que viene debido a una relación renovada”.
Entonces si hay alejamiento entre padres e hijos el que tiene que tomar la iniciativa para acercarse y pedir perdón es el ofensor. Pero si no toma la iniciativa debe hacerlo el ofendido, ya que haciendo esto él obtiene más ventajas, según Toyi de Jácome. Primero se rompen los distanciamientos y las diferencias entre ambos mediante la aceptación y el arrepentimiento a través de la comunicación; y segundo, se reconoce el dolor y el odio; pues mediante el perdón da lugar a la sanidad de sus emociones desde lo profundo del corazón, así como también se libera espiritualmente.