Los ecuatorianos en el exterior y sus familias cuestionan la efectividad del programa porque en el país no hay las condiciones económicas para un regreso seguro.
En septiembre pasado la titular de la Secretaría Nacional del Migrante, Lorena Escudero, en su visita a España dijo que “estamos arreglando la casa para que puedan volver”, al referirse al Plan Retorno que el gobierno de Rafael Correa prevé iniciar en enero del próximo año.
“No sé qué tan arreglada esté la casa”, dice Franklin Ortiz, de la Pastoral Social de Cuenca. Se refiere a las dudas que hay entre los migrantes sobre la efectividad del programa por la falta de garantías, respecto a fuentes de trabajo y buenos salarios.
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Según el plan, el Gobierno busca apoyar el retorno con crédito para la vivienda, asesoramiento técnico, inversión microempresarial, exoneración de aranceles a los bienes patrimoniales, entre otras medidas.
Algunos como Enrique no creen en ese plan. Él no se perdona el “error” que cometió el año pasado al haber regresado de España, donde residió con su familia por seis años. Renunció a los beneficios que tenía para acogerse al plan de Retorno Voluntario de la Organización Internacional para las Migraciones, que le entregó un apoyo para inversión. Hoy se arrepiente porque los $ 700 de ingresos “apenas alcanzan para vivir”.
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“Para ser pobre en Ecuador, mejor estoy pobre acá”, afirma el guayaquileño Álvaro Jaramillo, quien dice que en su ciudad natal nunca percibirá los $ 1.800 que gana en Italia como obrero de la construcción.
A la machaleña Viviana Camacho le parece interesante el plan, pero afirma que no está segura de volver al país. “Aquí al menos hay trabajo”, dice.
El panorama es similar en España. El volver a su tierra siempre está en la mente de los ecuatorianos, pero no hoy ni mañana ni el próximo año, sino cuando las condiciones del país mejoren. Por eso, para la mayoría, el Plan Retorno es un ofrecimiento más. Los migrantes se refieren a un plan similar que el ex presidente Lucio Gutiérrez emprendió en el 2003, con el que aspiraba el retorno de unos 20 mil ecuatorianos.
“Cuando pienso que me haré viejo aquí, me dan ganas de llorar”, dice José Álvarez Zambrano, quien siempre está soñando con el regreso, pero se resiste mientras “no cambie el país”.
Ecuatorianos consultados en las calles de Barcelona señalan que solo volverán cuando tengan la nacionalidad española.
Representantes de las asociaciones de migrantes en España piensan que el plan no es otra cosa que un mero catálogo de “buenas intenciones”.
Juan Carlos Lucero, presidente de una federación en Murcia no lo ve viable, al menos en los próximos diez años. A la sede de la entidad han acudido personas interesadas en el plan, “pero salen decepcionadas porque no se ha articulado nada y nadie está dispuesto a cambiar un sueldo de 900 euros ($ 1.332) en la construcción por los $ 160 que cobraría en Ecuador”, agrega.
Vladimir Paspuel, vicepresidente de Rumiñahui, insiste en la necesidad de revisar proyectos de retorno existentes que potencian actividades generadoras de ingresos en el país.
La percepción de los migrantes sobre la situación del país es palpable también en el austro ecuatoriano, de donde procedían la mayoría de las 540 personas que intentaron viajar, en lo que va de este año a EE.UU., según cifras oficiales.
“Para que funcione un plan de esa magnitud la economía tiene que estar fortalecida para garantizar la reinserción social, no tiene que ser de un momento al otro, es un largo proceso”, asegura Franklin Ortiz.
Patricio Carrillo, presidente de la Asociación Llactacaru, cuenta que se reunirán a fines de este mes con las asociaciones de migrantes para analizar el plan, el que consideran fue lanzado a la ligera porque primero debió partir de un proceso previo.
Pero el proceso al que se refiere Carrillo ya ha comenzado y es un proyecto a largo plazo, sostiene la titular de la Senami.
La tarea ya comenzó esta semana en España –según la funcionaria– con la primera fase, que comprende una consulta que se difundirá en una masiva campaña de difusión.
El formulario incluirá preguntas a los migrantes, cuyas respuestas serán la base para trabajar en diferentes planes, vinculados con las necesidades.
Según el plan, el denominado Banco del Migrante jugará un papel importante para la concesión de créditos en conjunto con otros organismos.
Además, en las partidas de paramédicos que habrá el próximo año y las doce mil para profesores se tomará en cuenta a los médicos ecuatorianos residentes en Chile en el primer caso, para que puedan incorporarse.
“Estamos en proceso de planificación, ejecución y articulación”, dice Escudero, quien prefiere no hablar de cuántos migrantes aspira a que retornen, y aclara que no se trata de convencerlos del regreso, sino de comprometerlos en una voluntad conjunta de creer que el país puede cambiar.
Pero compatriotas como Isabel Paredes Lozano no quieren arriesgarse y prefieren primero ver los cambios, por ello aspira a obtener la nacionalidad española para poder regresar al país, y “si las cosas no van bien, retornar a España”.
Opiniones
Isabel Paredes Lozano
Migrante residente en España
“Los ecuatorianos deseamos volver. El gran problema es si estamos en condiciones de hacerlo”.
José Álvarez Lozano
Emigrantre residente en España
“La situación económica influyó mucho en la decisión de emigrar, es más, fue lo que me empujó a dejar mi tierra”.