En cambio a José Luis, de 37 años, siempre le han atraído las mujeres llenitas y bastante gorditas. De hecho con las que se involucraba, cuando era soltero, tenían esas características. “Por eso preferí casarme con una que tenga bastante de donde agarrar”, dice.“Mi esposa mide 1,58 m y pesa 170 libras desde que la conocí, mientras que yo 120. La diferencia entre ambos es bastante notoria y no me siento mal, aunque mis amigos me molestan. Pero en una ocasión subió a 190 y ahí sí le llamé la atención. Le pedí que baje de peso, no porque me molestara su gordura, sino porque había gente que la criticaba al ver los rollos en la barriga”, dice.A raíz de ese momento, cuenta José Luis, su esposa empezó a sentir celos y a desconfiar de él; creía que tenía otra mujer, pero no era verdad.Según Tigua, la falta de tino y utilizar frases salpicadas de hilaridad o sarcasmo para sugerir un cambio en la pareja causa muchas veces ruptura de afinidad, es decir, surgen las groserías, se daña la comunicación y terminan muchas veces en separación.“Por eso hay que aprender a pedir o sugerir con sutileza para no herir los sentimientos. Con mucho amor se le debe hacer notar a la pareja que está descuidando su aspecto personal y que le gustaría que aprenda a ser más cuidadosa por su propio bien”, agrega Tigua.Gordito interesante
“Cada vez que recuesto mi cabeza en la pancita de mi esposo me siento tan atraída”, dice Laura, de 43 años. A ella le agrada mucho su esposo Juan de 230 libras, porque cada vez que lo abraza la hace sentir segura y protegida, además, le sirve de almohada. Sin embargo, si se hubiese quedado de 140, peso que tenía cuando lo conocí, igual me hubiese seguido gustando. Lo único que me preocupa ahora es que le pueda dar un infarto; y en cuanto al sexo, el hecho de estar con unas libras de más no nos ha afectado, porque cuando hay amor un orgasmo se tiene hasta con el roce de la piel”, afirma.Según la psicóloga Romy Albuja Arteaga, hay personas que tienen la cualidad de darle el justo valor a las cosas. En el caso de Laura ella realmente tiene amor hacia la estructura general interna de su esposo, por eso la variante física que él tuvo le resultó realmente de poca influencia para su interés, amor y atractivo sexual inclusive. La explicación muy sabia que está dando al decir que “si hay amor hasta solo con un roce la relación sexual sería satisfactoria” está demostrando su preparación y fortaleza afectiva para cuando ambos ya no tengan una estructura física agradable ni un aspecto llamativo que es el final del camino de toda pareja: la vejez.Albuja agrega que el peso es de gran importancia por las complicaciones de salud que este trae. Por eso hay que recordar que lo físico y material es irrelevante en la relación de pareja y en la duración de esta unión. Lo prioritario y lo que mantiene un enlace hasta el final es lo afectivo, lo emocional, los valores, es decir, lo que no se ve, no se toca y no envejece.","isAccessibleForFree":true}
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