Estas personas presentan crisis maniáticas y depresivas a lo largo de su vida. Los episodios pueden durar días o meses.
Euforia y depresión. Son los polos opuestos que marcan los constantes altos y bajos en la vida de una persona bipolar o maniacodepresiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 3% al 5% de la población a nivel mundial padece de este trastorno de origen genético que suele presentarse desde los 20 años.
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El psicólogo Illich Verduga indica que los últimos estudios de la enfermedad revelan que el síndrome ya no solo se presenta en los países desarrollados, donde existía mayor incidencia por el ritmo agitado de vida que llevan sus habitantes, sino también en los subdesarrollados.
Este dato, continúa Verduga, demuestra que la enfermedad sigue en aumento y no requiere solo del estrés para desencadenar una crisis maniática o depresiva en el paciente bipolar.
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El psiquiatra Pedro Posligua explica que las fluctuaciones de una persona bipolar hacia el desánimo y la alegría no se dan en relación con la realidad. “O sube demasiado que todo lo ve positivo o baja hasta sentirse casi muerto en vida”, señala.
Según el especialista, cuyos pacientes con bipolaridad llegan al 10% en su consulta diaria, en estas crisis la persona es incapaz de animarse por una buena noticia como el haberse ganado la lotería; y menos verse afectado por una vivencia triste como la muerte de un familiar cercano, porque llegan a perder su resonancia afectiva.
El psicólogo Lenin Salmon menciona que la crisis maniaca del paciente se manifiesta con síntomas como una euforia no justificada, se vuelve imprudente, gasta mucho dinero y tiene una sensación de omnipotencia. Estas personas suelen refugiarse en el alcohol, las drogas y los juegos de azar.
Por su parte, Posligua señala también que puede presentarse un desborde de la actividad sexual. Esta conducta puede traer graves repercusiones en su vida familiar, aduce.
El profesional recuerda dos de los últimos casos de bipolaridad que trató en su consulta. “Uno se enamoró de una secretaria y le compró un carro del año que ni él tenía. Este caso terminó en divorcio”, indica.
“Otro paciente se iba con jovencitas o tenía contacto con prostitutas y homosexuales. La mujer tuvo tolerancia con su esposo”, manifiesta Posligua.
En la crisis depresiva, el paciente se siente incapaz, autolimitado y vulnerable.
Según Salmon, existen tres tipos de bipolaridad. En la tipo 1 predominan los síntomas maniacos. “Hay manifestaciones de irritabilidad y agresividad”. En la tipo 2, las crisis depresivas son las más frecuentes.
La tres es la bipolaridad mixta, que se manifiesta con ambas crisis por igual y se ve con mayor frecuencia en los más jóvenes, enfatiza Salmon.
Verduga señala que la base del tratamiento para los bipolares es farmacológica, pero también necesitan psicoterapia. Además requieren de hospitalización por sus tendencias suicidas o de hacer daño en la fase maniática.
Síntomas
Los familiares y amigos de un bipolar deben estar alerta a los síntomas previos que avisan que el paciente está próximo a una crisis.
Trato
El paciente debe ser tratado con normalidad en casa y el trabajo. Debe aprender a cumplir con sus responsabilidades.
Apoyo
Ellos necesitan el apoyo de sus allegados y sentir que aprecian el resultado de su comportamiento. Esto elevará su autoestima.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico debe estar basado en los parámetros dados por la Asociación Norteamericana de Psiquiatría.
Crisis
El bipolar no siempre está en crisis. Por lo general suele tener entre 5 y 8 episodios en su vida. El resto del tiempo se comporta con normalidad.
Otra patología
Existe una tercera forma subclínica que se puede sumar al desorden bipolar y tiene manifestaciones propias de la esquizofrenia.