Publicado ayer en la revista científica británica Nature, un informe revela que una sola hormona, la PYY, es responsable de controlar la actividad cerebral que gobierna nuestro comportamiento en la mesa.
Dirigidos por Rachel Batterham, del Departamento de Medicina del University College de Londres, los científicos utilizaron la hormona PYY, encargada de regular el apetito, para investigar qué áreas del cerebro están involucradas en el control de lo que ingerimos.
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Estudios anteriores en animales sugirieron que la PYY actuaba en las regiones homeostásicas del cerebro (hipotálamo y tallo encefálico), pero hasta ahora no se sabía cómo esta hormona regulaba la saciedad en los humanos.
A partir de resonancias magnéticas, el equipo descubrió que la PYY no tan solo interfiere en las primitivas partes homeostásicas del cerebro, sino que actúa en las regiones cortico-límbicas, que determinan cuánto de gratificante y placentero es lo que ingerimos.
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“Nos sorprendió descubrir que este gran cambio en la actividad cerebral en respuesta a la PYY se da en la corteza orbitofrontal del cerebro”, afirma Batterham.