Empacado en una caja metálica, este bajorrelieve que representa una fiesta religiosa antigua en honor de la diosa Atenea fue trasladado desde el actual museo situado en la parte alta del lugar, al lado del Partenón, hacia el nuevo, construido por el arquitecto suizo Bernard Tsunami, 300 metros más abajo.
Bajo el cielo brumoso y con vientos de 30 a 39 km/h, tres grúas gigantes colocadas en la parte baja de la Acrópolis se turnaron para trasladar este vestigio, en una operación que duró una hora y media y fue observada de cerca por el ministro de Cultura, Michalis Liapis.
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Más de 300 estatuas y bloques esculpidos y centenares de vestigios que estaban hasta ahora en los depósitos del viejo museo deben ser transferidos a un ritmo de cuatro viajes diarios.
La operación costará 1,6 millones de euros y está asegurada por 400 millones de euros.
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Es la primera vez en 2.500 años que los vestigios de la Acrópolis dejarán la colina en un traslado sin precedentes, "técnicamente difícil, complicado y delicado", según ingenieros y arqueólogos.
El traslado tardará seis semanas, sin descartar probables retardos a causa del mal clima.
La Acrópolis, símbolo de la civilización griega antigua del V siglo antes de nuestra era, con monumentos como el Partenón, el Erecteion y el templo de Atenea, entre otros, es uno de los sitios más visitados del mundo.