La parada militar celebrada ayer en conmemoración de los 187 años de independencia de Guayaquil comenzó a las 11:10, en medio de una garúa que poco a poco se transformó en una fuerte llovizna.

La tarima armada frente a las lagunas de oxidación en la autopista Guayaquil-Pascuales prácticamente estaba copada con las principales autoridades locales y gubernamentales.

El alcalde de Guayaquil, abogado Jaime Nebot, llegó puntual, a las 11:00, y junto a él se acomodó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Velasco.

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El público ovacionó al Alcalde y algo similar ocurrió 20 minutos después cuando nuevamente el ánimo de la gente se encendió con un “ya viene, ya viene”, en alusión a la esperada llegada del Primer Mandatario a esta ceremonia.

Pero no era el presidente Correa, sino el vicepresidente, Lenin Moreno, quien, con la ayuda de sus guardaespaldas y escoltas, subió los escalones y fue ubicado cerca del alcalde Nebot. Saludaron cordialmente.

Súbitamente, a las 11:20, llegó el Jefe de Estado, Rafael Correa, acompañado del ministro de Defensa, Wellington Sandoval; a partir de ese momento, las miradas del público se centraron en los dos personajes políticos del momento: Correa y Nebot.

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El saludo entre ambos fue con un apretón de manos, Correa muy sonriente le dio una palmada a Nebot en la espalda, a lo que este respondió sonriente. Se sentaron juntos. Y juntos apreciaron todo el desfile de aproximadamente 5.500 hombres y mujeres integrantes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas con sus respectivos repartos militares.

Un momento que captó también las miradas del público fue cuando las Fuerzas Armadas saludaron simbólicamente al pueblo ecuatoriano con la entrega de banderines a las autoridades de gobierno y locales.

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En ese momento de la ceremonia, el alcalde Nebot quiso avanzar  para recibir su respectiva bandera por parte de las Fuerzas Armadas, pero se detuvo y le dio paso a Correa para que vaya primero y reciba la del Ecuador; y el  alcalde, la de Guayaquil.

En este saludo también estuvieron presentes el ministro Wellington Sandoval y el general Héctor Camacho, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Durante la primera hora y media de la ceremonia, Correa y Nebot intercambiaron sonrisas, diálogos escuetos, aparentemente cordiales. Hasta que pasadas las 12:30, el alcalde empezó a dialogar con el presidente por  quince minutos, mientras este lo escuchaba atento y empezó a gesticular con ímpetu. Se puso serio. Nebot mantuvo un semblante sereno.

El desfile de escuelas, comandos y equipos militares continuó hasta el nuevo apretón de manos de despedida entre Correa y Nebot.

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