En El Fortín existe un caudal que es aprovechado por la delincuencia para cometer fechorías.

Para los moradores de las precooperativas situadas en el sector de El Fortín, en el norte de la ciudad, es común escuchar acerca de cadáveres abandonados o personas ahogadas en  el canal de riego construido por  la Comisión de Estudios para la Cuenca del Desarrollo del Río Guayas (Cedegé), conocido como ‘de la muerte’.

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El canal tiene un caudal cuya profundidad aproximada es de 5 metros.
Abarca desde la estación de bombeo de Interagua hasta el túnel de Cerro Azul, por donde fluye el agua hasta el embalse Chongón, que abastece del líquido a las poblaciones de la península de Santa Elena (Guayas).

En ese lugar, el pasado 13 de septiembre empleados de  Cedegé hallaron ahogado a un hombre mientras limpiaban el canal a la altura de la precooperativa San Ignacio de Loyola. Dos días más tarde el sujeto fue identificado como Armando Bajaña Ávila.

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Su cuñado, Manuel Alvarado, señaló que su pariente llevaba desaparecido tres semanas, desde que salió de su vivienda en el cantón Naranjal para comprar un remedio contra el dolor de muelas.
“Seguro lo asaltaron y lo botaron acá en el canal”, señaló.

Delincuencia
La zona también es preferida por los delincuentes, quienes aprovechan la oscuridad para atracar y dejar a sus víctimas.

Ante ello, quienes habitan en las cooperativas Reynaldo Quiñónez, Janeth y Sergio Toral y Nueva Prosperina, asentadas en los alrededores del canal, solicitan mayor control policial.

“Aquí vienen a botar a los muertos y nadie toma medidas para evitarlo”, dijo un morador que prefirió no identificarse.

Pedro Valverde, de 68 años, quien reside en la Balerio Estacio, expresó que en una ocasión en las orillas del canal fue sorprendido por un sujeto que lo amenazó con un cuchillo y le robó sus pertenencias.

“Salía de mi casa a las 05:30 y ese antisocial me interceptó y se llevó todo mi dinero”, indicó Valverde.

El hombre recordó que el pasado 3 de septiembre Johnny López Álvarez fue hallado con un tiro en la sien cerca de esa cooperativa.

Otro caso fue el de Galo Lara Navarrete, de 67 años, un ex policía que apareció muerto el 10 de octubre del 2006 en las orillas del canal. Según los  habitantes, él no era del sector.

María Lara
Habitante

“Los que siempre se ahogan son los niños. Nadie hace nada para señalizar o poner seguridad en ese sector”.

Pedro Valverde
Habitante

“A veces en los botaderos de basura se encuentran cadáveres. Se han acostumbrado a botar muertos, por lo oscuro del sector”.