Sus fans aseguran que es la mejor agrupación del país. Y la siguen en todas sus presentaciones. En el último año ha tocado con llenos completos, incluso en el concierto donde se fusionó con Guarda raya y se presentó en el teatro Bolívar, de Quito, hace dos semanas.
Can-can es una agrupación que fusiona varios géneros como el rock, electrónico y pop.
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Poco a poco han ido consolidando sus producciones. Can-can (2002) y Malditos Villanos Pixelados (2004) fueron las primeras. Su tercer disco Lado C. lo presentaron el pasado miércoles en Quito, frente a un masivo público que no ha dejado de apoyarlos desde sus inicios.
Esta producción, según Daniel Pasquel, guitarrista de la banda y compositor de la mayor parte de temas, “es de rarezas nuevas, mezcladas con las tramas clásicas de las producciones anteriores”.
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Contiene seis temas, algunos muy conocidos como Uio y Casi siempre. El proyecto de Can-can no es dar un salto comercial, sino seguir como una banda independiente: “dejar la cantilena de que no tenemos apoyo y seguir de lleno en la música”, afirma el quiteño.
Y aunque no desean dar el “afamado” salto comercial tienen entre sus planes inmediatos incursionar en Guayaquil con su música y discografías anteriores para luego hacerlo por el resto del país.
Por ello, el próximo mes aspiran a presentarse en el bar Diva Nicotina, que está ubicado en la primera escalinata del cerro Santa Ana, de la Perla del Pacífico. Allí, Denisse Santos, una de las mejores vocalistas del país, deleitará al público costeño con las letras de Can - Can. Junto a ella intervendrán Toño Cepeda, en el bajo, Andrés Caicedo, en la batería, y Daniel Pasquel, compositor.
Las letras de Can-can interrogan la vida íntima-cotidiana, que puede ir desde “la metáfora hasta la visceralidad”.
El amor es un tema constante, así como la desesperanza y la relación con la tecnología que domina cada día.