Los niños expuestos a altos niveles de testosterona en el útero materno mostraron más síntomas relacionados con el autismo en fases más avanzadas de su vida, según un estudio que sugiere que la hormona masculina jugaría un rol clave en el complejo desorden cerebral.
Los resultados apoyan la hipótesis de que niveles altos de testosterona pueden contribuir al autismo y refuerza las conclusiones procedentes de pruebas con animales, indicó uno de los autores del estudio, Simon Baron-Cohen, director del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge.
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Baron-Cohen consideró que los resultados de la investigación en marcha son alentadores, pero advirtió que no señalan un vínculo directo entre el autismo y la testosterona y explicó que podría haber otros factores determinantes.
Ninguno de los 235 niños que participaron en el estudio tenía autismo.
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"Hay una correlación significativa, que continúa siendo importante cuando se controlan otros factores", dijo el experto el martes en un encuentro patrocinado por la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia.
El por qué de la importancia de la testosterona no quedó claro, a pesar de que Baron-Cohen comentó que los factores del entorno podrían ser relevantes.
Los síntomas del autismo van del retraso mental leve como el observado en el síndrome de Asperger a una incapacidad mental más elevada.
Según los resultados de una reciente encuesta, uno de cada 150 niños estadounidenses sufre autismo o algún desorden del espectro del autismo, una condición menos grave, como el propio síndrome de Asperger.
Nadie sabe qué provoca el autismo, un complejo desorden del desarrollo que incluye problemas de interacción social y comunicación.
Sin embargo, a comienzos de este año un grupo de científicos publicó un amplio estudio que indicó que tiene numerosas causas genéticas.
Los expertos coinciden en que el autismo, un conjunto de diferentes desórdenes, se debe probablemente a diversos factores del entorno que afectan al niño que padece una predisposición genética. La testosterona en el útero materno podría ser uno de estos factores.
En el estudio de Baron-Cohen, los investigadores midieron los niveles fetales de testosterona en mujeres embarazadas a las que se les habían extraído muestras de líquido amniótico por otros motivos.
Cuando los niños tuvieron ocho años, los expertos emplearon cuestionarios para ver si preferían las actividades sociales o individuales y cuán empáticos eran.
Esto permitió medir los rasgos que, en una forma extrema, son indicativos del autismo.
En el estudio, los niños con mayores niveles de testosterona fetal tenían mejores patrones de recuerdo, pero no estaban interesados en socializar.
El próximo paso es colaborar con investigadores daneses en un banco biológico con alrededor de 90.000 muestras de líquido amniótico para evaluar si hay una relación directa entre la testosterona fetal y el autismo.