Gracias, Dios, por lo maravilloso que me hace sentir la oración. Cuando relajo mi cuerpo y dejo ir los asuntos del día, afirmo unidad, plenitud y paz. Suelto toda atadura a un resultado específico, consciente de que al hacerlo permito que tu actividad manifieste resultados perfectos en todo aspecto de mi vida.

Gracias, Dios, por oración contestada. Profundizo mi unidad contigo,  con cada momento de oración. Doy gracias anticipadamente, ya que sé que los resultados correctos se revelarán en el momento preciso.

Publicidad

–Juan 11:41
“Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: –Padre, gracias te doy por haberme oído”.