La campana de un reloj despertador  a las 06:00  advierte a  Byron (nombre protegido) la  hora de levantarse para ir al colegio. Tras lavarse la cara, los dientes y ponerse su uniforme, se alista para salir.

Esta sería una rutina normal de cualquier adolescente sino fuera porque que Byron no sale de su casa sino del Instituto Profesional de Varones Fase II, ubicado en Calicuchima y Babahoyo, en el suroeste.

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Su madre, María (nombre protegido), lo esperaba con entusiasmo en la puerta de ingreso al Instituto, donde 62 jóvenes más permanecen aislados.

“Lo llevo al colegio y lo traigo al centro después de las clases, a las 14:00”, relató la mujer, que ocupa un lugar fundamental en la rehabilitación de su hijo, aseguró  Daisy Lapo, directora del Instituto de Varones Fase II.

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Byron cumple una sentencia de 14 meses de aislamiento, por  tentativa de violación; de los cuales tres ya se cumplieron el pasado 10 de agosto.

“La rehabilitación de los chicos es posible”, afirmó la directora, quien señaló que otros dos internos gozan de semilibertad, al igual que Byron.
“La semilibertad es un beneficio que el juez  da a los jóvenes que muestren buena conducta y deseo de superación”, resaltó Lapo.

Por ejemplo, Fernando, de 17, también goza de ella. Su actividad empieza a las 07:00 cuando sale de las instalaciones para ir a laborar como auxiliar de oficina. Después de ocho horas de trabajo regresa  al centro.

José, de 17, también cumple una rutina parecida en una panadería, como ayudante. El joven cumple una condena de cuatro años de aislamiento, por  asesinato. La directora elogió la buena conducta del chico.

“El delito que cometí fue inducido. Las malas compañías me llevaron a hacerlo y estoy arrepentido”, afirmó José.

Los martes y viernes, días de visita, son los más esperados por José, pues su abuela viene desde la Península de Santa Elena para verlo. “Aquí están ayudando mucho a mi nieto”, resaltó la mujer, quien aguardaba junto a otro familiar, en la puerta de entrada del Hogar de Tránsito, donde las visitas son de 14:00 hasta las 16:00.

Beneficios legales
“Nuestro objetivo es hacer cumplir la ley. Esta beneficia a los chicos infractores por el hecho de ser menores”, expresó la directora en alusión a los artículos 317, garantías de reserva y el 371, modificación de medidas,  del código de la Niñez y Adolescencia.

El 317 prohíbe la divulgación de la vida privada del joven y hace que su récord policial quede limpio después de cumplir la  condena. En cambio, conforme al  371, el adolescente podrá cumplir su sentencia en el centro, aunque en el transcurso de la medida haya cumplido la mayoría de edad, tras la aprobación del juez y del director del centro de rehabilitación.