Hasta 40% de los 130.000 pobladores de Pisco, ciudad puerto a orillas del Pacífico, han optado por abandonarla ante la ola de muerte y destrucción que dejó el sismo que hace una semana afectó Perú, según estimaciones preliminares del gobierno.
"Entre 30 y 40% de los habitantes se han visto forzados a emigrar", dijo la ministra de Desarrollo Humano y de la Mujer, Virginia Borra, a la AFP.
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Sin embargo, "no hay cifras oficiales que identifiquen la magnitud del problema" sino solamente estimaciones, advirtió. "Una cifra consolidada" recién se tendrá tras un censo que se hará en las ciudades afectadas, agregó.
Borra estimó que distintas razones han motivado a los habitantes a dejar su ciudad, empezando por la situación ruinosa en que se encuentran sus viviendas, en el suelo o a punto de desplomarse.
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Además muchas familias tienen parientes en Lima y en otras localidades cercanas, donde probablemente permanecerán hasta que se inicie la reconstrucción de Pisco, destruida un 85% por el sismo.
Los temblores que se producen a diario y la posibilidad de un maremoto -descartado por el gobierno- son más razones para el éxodo. Constantemente vehículos con altavoces recorren la ciudad para avisar que el mar está sereno y que no se avecina ningún maremoto.
"Estamos sicoseados por el terremoto", es la expresión común en estos días para graficar el estado emocional, al borde del terror, que se ha apoderado de los moradores de Pisco.
En los días inmediatos al sismo el éxodo era notorio en las vías de salida de la ciudad, con la gente huyendo de la zona devastada.
A una semana del sismo, aunque con menor frenesí, se ven cotidianamente familias cargando sus cosas en autos y camiones, incluso triciclos, para tomar la carretera Panamericana en busca de tranquilidad en otro lugar.
A contracorriente de quienes deciden emigrar, el martes unos 4.000 jóvenes lanzaron la consigna que será el motor de la reconstrucción: "Pisco sólo hay uno. Pisco, ciudad nueva".
Denuncias por mal reparto
Pero siguen las críticas a la distribución de la ayuda. En Argentina rescatistas de la ONG española K-9 de Creixell denunciaron que las autoridades peruanas no están distribuyendo la ayuda internacional.
"La cantidad de ayuda que nosotros colaboramos en descargar de los aviones no la vimos repartida entre la gente. Queremos saber dónde va esa comida y quién la distribuye", sostuvo a periodistas.
El rescatista dijo que se había reunido con el presidente Alan García luego de escapar de un tiroteo mientras buscaba cadáveres entre los escombros.
"Cuando llegamos al campamento le preguntamos al primer mandatario peruano si habría seguridad para continuar con nuestro trabajo, y todo lo que obtuvimos como respuesta fue 'Quien tenga miedo que se marche de Perú'", relató.
Según el brigadista, los muertos por el terremoto del miércoles son más que los 540 que contabilizó oficialmente el gobierno peruano.