Lo dice Edwin Madrid: “Ecuador en el concierto de la literatura universal no es ni siquiera una línea escrita, sino una línea imaginaria; algo inexistente y tan imaginario que hay que remarcarlo con una carga de ceros 0º 0’ 0”. De ahí la importancia de la antología La poesía del siglo XX en Ecuador, que acaba de concebir el poeta quiteño autor de Mordiendo el frío.
Un repaso a una dilatada andadura pero hasta ahora desconocida para el lector español y, por qué no decirlo, para muchos latinoamericanos que ignoran la producción lírica que se forja al lado de sus fronteras, es lo que propone esta obra de La Estafeta del Viento, una colección de la editorial Visor Libros, que reúne 100 años de nuestra poesía.
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Por sus páginas se pasea la melancolía e insatisfacción de Medardo Ángel Silva, la rebeldía de Hugo Mayo, el vanguardismo reencarnado en las letras de Jorge Carrera Andrade, el verso libre de Gonzalo Escudero, el tono firme y telúrico de Paco Benavides, la sentimentalidad de Efraín Jara Hidrovo, el compromiso social de Jorge Enrique Adoum o el erotismo de Francisco Granizo... Así hasta sumar 22 autores, para dar cuerpo a un volumen del que se publicaron 2.000 ejemplares para ser distribuidos en España y Latinoamérica y que ha supuesto una inversión de 6.000 euros (8.200 dólares).
El rasgo común: “La autenticidad y tremenda honestidad con su labor de poetas”, a criterio de Madrid.
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Descubrir sensibilidades que pudiera pensarse responden solo al lirismo de los escritores latinoamericanos más difundidos es lo que empuja a Jesús García Sánchez, fundador y director de la editorial Visor, a afirmar que la poesía de Ecuador “no es menor, en absoluto, a la de los demás países americanos”.
La ‘Generación Decapitada’ con su poesía que en palabras del antólogo es “una mezcla de romanticismo becqueriano retardado y de un pesimismo abismal”, sirve de punto de arranque de este intenso viaje que culmina con la riqueza expresiva del carchense Paco Benavides.
La preocupación de Madrid se centró en “colocar a los poetas ecuatorianos a la altura de cualquier gran escritor de otro país latinoamericano que aparecerá en la antología de su país”. Así, por ejemplo, explica: “Si México pone a Octavio Paz o Chile a Neruda o Perú a Vallejo, yo incluyo a Carrera Andrade; y si Colombia coloca a Cobo Borda, Chile a Gonzalo Millán, Venezuela a Juan Calzadilla, yo a Fernando Cazón Vera”.
Lo cierto es que en este archivo literario no han faltado esas necesarias exclusiones involuntarias. El ganador del IV Premio Casa de América de Poesía Americana se vio abocado, entre un mar de dudas, a orillar a Francisco Tobar García y “asumir el riesgo” –confiesa– de incluir a Paco Benavides (1964-2003), Roy Sigüenza (1958) y Jorge Martillo (1957) porque, en su opinión, estos autores “permiten ver el rastro por donde fluye la poesía ecuatoriana de fin del siglo XX y principios del siglo XXI”.
La única voz femenina la aporta Lidia Dávila. Un verdadero hallazgo, considera Madrid, porque su obra no aparece recogida en los anales de la lírica nacional. Su único libro Labios en llamas, publicado en 1935, muestra una irreverencia cuya existencia parece imposible de entender en el “Quito franciscano” del cuarenta.
Este amplio itinerario gestado a lo largo de un año ha dejado satisfecho a García Sánchez. Lo importante, sostiene, es “conseguir que las antologías sean hechas con criterios totalmente objetivos e históricos, excluyendo en lo posible los gustos personales, aun sabiendo la imposibilidad de ello”. “Esta la ha conseguido”, sentencia.
AUTORES ANTOLOGADOS
POETAS
1. Medardo Ángel Silva
2. Jorge Carrera Andrade
3. Alfredo Gangotena
4. César Dávila Andrade
5. Jorge Enrique Adoum
6. Carlos Eduardo Jaramillo
7. Éuler Granda
8. Antonio Preciado
9. Julio Pazos
10. Iván Oñate
11. Roy Sigüenza
12. Hugo Mayo
13. Gonzalo Escudero
14. Lidia Dávila
15. Efraín Jara Idrovo
16. Francisco Granizo Ribadeneira
17. David Ledesma Vásquez
18. Fernando Cazón Vera
19. Humberto Vinueza
20. Iván Carvajal
21. Jorge Martillo
22. Paco Benavides