Ana María Kleare, coordinadora de este tipo de distracciones que ofrece La Marcelle, ubicada en la ciudadela Urdesa, indica que la ‘hora loca’, generalmente se realiza desde las doce y treinta de la noche hasta la una y treinta de la mañana, y empieza con cierta expectativa: “se baja la luz y suena por unos segundos una sirena y entonces entra una banda y tira papeles al centro de la pista”, cuenta Kleare.
Con ella ingresan los zanqueros y se empieza a interactuar con los invitados a los que se les entregan pitos, maracas, panderetas y demás objetos para hacer ruido.
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También se dan antifaces, coronas, cetros, collares con vasitos para que ahí los chicos coloquen las bebidas y las tomen mientras conversan o bailan.
Kleare dice que también se usan mimos vestidos como Charles Chaplin, pero que estos siempre están al comienzo de la fiesta para recibir a los invitados.
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Carmen Martínez, gerenta de alimentos y bebidas del hotel Hampton Inn, dice que la ‘hora loca’ se la da como sorpresa a la agasajada y también a los invitados. Esos 60 minutos están concebidos, según Martínez, no solo para divertir a los chicos, sino asimismo a los adultos a quienes se les colocan los gorros y se les dan objetos para que hagan bulla.
Durante esa hora puede haber vaca loca, fuegos artificiales y una chiva farrera, todo depende del pedido de los que han solicitado la fiesta.
Martínez dice que muy a menudo cuando se está en la preparación del agasajo la anfitriona les pide a sus padres que contraten la ‘hora loca’, porque consideran que no solo es algo de moda, sino muy lindo.