Este pegamento revolucionario, que podría ser aplicado en los ámbitos médico, militar y espacial, utiliza las particularidades de la salamandra para desplazarse sobre paredes verticales lisas -pelos plantares divididos en dos en sus extremidades- y aquella del mejillón -un aminoácido llamado 3,4-L-dihidroxifenilalanina (DOPA)-, que le permite fijarse en superficies húmedas.