Régimen usa colores de la Bandera e Himno a la patria en sus mensajes.

Son más de las 21:00 y un canal de televisión transmite nueva propaganda del régimen, esta vez a favor del veto que impuso la Ley de Justicia Financiera.

De a poco, en un fondo negro, aparecen pequeños rectángulos y en ellos varios pares de ojos que, según relata una voz, representan la atenta mirada de los ciudadanos sobre los diputados que se niegan a aceptar el veto.

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De tres colores son los rectángulos (amarillo, azul y rojo) y paulatinamente se van colocando en el mismo orden que tiene la Bandera Nacional.

En otro escenario, los postes de luz del puente de la Unidad Nacional en Guayaquil tienen banderines en los que se repiten el amarillo, azul y rojo y una frase que dice “El puente ya es de todos”.

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Es una clara alusión al conflicto que existe por la prohibición de paso para el transporte interprovincial y la decisión del Gobierno de dejar sin efecto esa disposición.

Es que el Ejecutivo ha recurrido a una particular forma de vender su imagen vinculada a un discurso de nacionalismo, soberanía, identidad nacional y defensa de los intereses de los pobres frente a los “privilegios de los grupos de poder”.

Para ello, nada mejor que los íconos nacionales, así como otros elementos cuyo uso se había quedado solo en las ceremonias protocolarias o en los actos escolares.

¿Es legal y legítimo que el Gobierno utilice esa estrategia? Tres de cuatro analistas consultados por este Diario consideran que sí, aunque hacen ciertas observaciones.

El historiador Juan Paz y Miño señala que no hay restricción legal para ello. A él no le llama la atención el uso de los símbolos patrios, pues dice que aunque no a todos les da resultado, la mayoría de gobiernos ha recurrido a este mecanismo. “Los símbolos patrios han formado parte de las confrontaciones políticas y con su uso lo que se quiere decir es ‘yo soy la posición nacional’”, indica Paz y Miño, quien cree que “lo que se está haciendo es valorizar al país, rescatando el sentido del Estado que es defender los intereses de las mayorías”.

Similares opiniones tienen el publicista y ex secretario de Comunicación, Andrés Seminario, y  ex embajador de Ecuador en Francia,  Juan Cueva.

Seminario señala que con frases como aquella de que “La Patria ya es de todos”, el Gobierno busca generar una suerte de empatía patriótica hacia el régimen. “Los afiches en el puente que dicen ‘Todos somos la unidad nacional’ y el fondo tricolor aportan a la convocatoria patriótica y eso no es malo”.

Él considera que el mejor ejemplo de la estrategia gubernamental es la canción Patria, tierra sagrada, cuya repetición desde la campaña electoral del 2006 ha logrado un acercamiento emocional entre el Gobierno, su posicionamiento nacionalista y el ciudadano.

Juan Cueva cree que el Gobierno sí está facultado para utilizar los colores y símbolos patrios en la difusión de sus obras y proyectos. Eso sí, aclara, siempre que no sea para promocionar a sus candidatos o a  partidos y movimientos políticos que buscan apoyo popular.

Para él, lo positivo de la campaña del Gobierno es el rescate del sentido cívico no solo de la Bandera, del Escudo o la canción Patria, sino también de elementos como el idioma quichua.