La cocina de Pixar introdujo una pizca de sabor hispano a su último guiso, "Ratatouille", que se estrena este viernes en EE.UU., una cinta que pone la cocina al alcance de todos, incluso del venezolano Esdras Varagnolo o del español Carlos Baena.

Son dos de los hispanos de un numeroso equipo internacional de profesionales de la animación que bajo la dirección de Brad Bird han dado vida a Remi, una peculiar rata de campo dispuesta a demostrar en el corazón de París que "cualquiera sabe cocinar", como dice el eslogan de la película.

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"No he podido meter ningún plato de mi país porque el menú es francés y ya estaba decidido", dijo a Efe Varagnolo, amante en su mesa del pabellón criollo o de las crepes venezolanas.

Lo mismo le pasó a Baena, canario de origen pero amante de la fabada asturiana, un plato que ni huele esta rata animada por sus ínfulas de chef.

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Estos son los únicos detalles que le faltan a una cinta que por lo demás abre el apetito del espectador, que a partir del próximo viernes, con el estreno en Estados Unidos, podrá disfrutar de un manjar para todos los sentidos y los públicos.

Como subraya Varagnolo (que debutó en los estudios Pixar con su anterior filme, "Cars") el mayor logro de esta nueva producción es su evolución tecnológica, "algo que pasa de película a película".

Si en otros filmes de Pixar la evolución se notó en la capacidad de este equipo de profesionales de emular el pelo ("Monsters Inc") o de trabajar con humanos ("The Incredibles"), en "Ratatouille" el reto fue el de ganarse al espectador por el estómago.

Sin ser fotorrealista, "Ratatouille" se desenvuelve en un mundo aparentemente real donde esta rata de ficción prepara las mismas comidas que se sirven a diario en el venerado restaurante californiano "French Laundry" que dirige el chef Thomas Keller, asesor gastronómico del filme.

"El enfoque en la comida fue especial. Nos pasamos muchas horas iluminando correctamente la comida para hacerla apetitosa", añade Varagnolo, director del departamento técnico de iluminación.

Aunque Baena no trabaja en este departamento, coincide con la importancia que tiene en este filme "una buena alimentación".

Su trabajo se concentró en animar el personaje de Skinner, cocinero al que pone voz Ian Holm y que podría definirse como el malo de esta divertida comedia.

Baena le ve como una mezcla del actor francés Louis de Funes y el alemán Klaus Kinski, aunque sabe que como cualquier otro personaje animado, "Skinner sale de su animador".

"Fue un trabajo muy difícil pero tan lleno de sutilezas que me pareció un regalo para el animador", reconoce Baena, a estas alturas un veterano con cinco años en Pixar y una filmografía que incluye "Cars" o "The Incredibles", entre otras.

Aunque Baena no pudo incluir su fabada en la película se siente orgulloso de mencionar un pequeño toque español en el menú.
Se trata de Ferrán Adriá, el mago de la cocina española, que pondrá una de las voces en la versión castellana de la película.

"Espero que ahora al menos consiga mesa en su restaurante El Bulli", bromeó con Efe el realizador estadounidense conocedor de lo difícil que es hacerse a un hueco en ese paraíso de la restauración.

Tampoco parece muy fácil para los hispanos abrirse camino en el campo de la animación, aunque su número va en aumento con los años.

El venezolano no cree que la ausencia de un mayor número de hispanos se deba a un caso de racismo, sino más bien a una escasa preparación.

"Por desgracia la industria del cine no está tan desarrollada en nuestros países y no hay oportunidades", resume Varagnolo, que hace diez años tuvo que venir a Estados Unidos para cumplir su sueño de dedicarse a la animación como sus grandes ídolos, "los maestros de la edad dorada de Disney, Chunck Jones o el propio Brad Bird".