Cerca de 30.000 personas vibraron en Santiago de Compostela (La Coruña, noroeste) al ritmo de los sones latinos de Maná, en el único concierto de la banda mexicana en la Comunidad de Galicia, dentro de su tour mundial "Amar es combatir".
"Boas noites Galicia, os extrañábamos muchísimo", con este saludo iniciaba la banda mexicana Maná su concierto ante el repleto auditorio del Monte del Gozo (Santiago de Compostela).
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Con algunos de sus grandes éxitos como "Déjame entrar" y "Oye mi amor", el cuarteto mexicano, acompañado en el escenario por otros tres músicos, inició un recital de casi dos horas de duración combinando los temas de su nuevo disco, que da nombre al tour, con otros más conocidos como "Corazón Espinado" o "Sigue lloviendo".
Las 28.500 entradas que la organización del evento puso a la venta se agotaron casi una semana antes de este concierto de Maná, que hace siete años actúo en Santiago de Compostela llenando el centro Multiusos del Sar, en un concierto mucho menos multitudinario.
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La banda que integran Fher Olvera, lex González, Sergio Valín y Juan Diego Caballeros, saltó al escenario pasadas las 23.00 horas (21.00 GMT) para arrancar con un tema de su último disco "Amar es combatir" y repasar los más populares, desde sus inicios hasta sus últimos éxitos, que fueron coreados por el público.
Así, temas como "Una señal" o "Bendita tu luz" encandilaron a un público fiel a la banda mexicana, que sobre un gigantesco escenario y con 160.000 vatios de sonido, interpretó durante dos horas una veintena de canciones entre cascadas lumínicas y efectos especiales que se proyectaron en tres pantallas gigantes, dos laterales y una central que seguían todos los movimientos de la banda.
Con 23 millones de discos vendidos a sus espaldas, media docena de premios Grammy y 172 discos de platino, Maná combinó baladas y otros temas mucho más rockeros con un acento muy personal y marcado carácter latino, que son, desde sus inicios, la base del repertorio de esta banda.
Un amplio dispositivo de seguridad formado por más de 150 efectivos de las policías local y nacional, bomberos y miembros de Protección Civil vigilaron un enorme recinto cercado por más de 3.000 vallas para evitar incidentes.