Luego de tomar el control de la franja de Gaza al cabo de una semana de duros combates contra las fuerzas de seguridad leales al presidente palestino Mahmmoud Abbas, Hamas realiza desde hace dos días una campaña de recolección de armas pertenecientes a los partidarios de Fatah.
En el cuartel general de la Policía sólo son visibles los uniformes azules de la Fuerza Ejecutiva de Hamas. Los policías permanecieron en sus hogares.
"Trabajé bajo el ex gobierno de Hamas, con un comandante de Hamas, y todo transcurría bien. Sin embargo, hoy los objetivos de la policía son partidarios. Yo me opongo a trabajar en esas condiciones", murmura Osama.
En el sur de la franja de Gaza, en Rafah y Jan Yunés, integrantes del brazo armado de Hamas pasaron de casa en casa recolectando las armas de reconocidos miembros de la seguridad de Fatah, dijeron testigos.
"Hamas irrumpe en las casas de los miembros de la seguridad en el norte, centro y sur de la franja de Gaza", asegura Zaki, un oficial de la Seguridad Preventiva contactado por teléfono en Gaza.
"Hamas efectúa una purga contra la Seguridad Preventiva, operaciones de venganza. Ellos nos odian", agrega con ira. "Hamas y las Brigadas Ezzedin al Qassam sueñan si piensan que les entregaremos nuestras armas", añade.
"Defenderemos nuestras familias y nuestros hogares, y guardaremos nuestras armas aunque nos maten".
Los miembros de los servicios de seguridad y de Fatah se esconden para evitar convertirse en víctimas de Hamas. La difusión de imágenes de la ejecución de un jefe militar de Fatah por activistas de Hamas desalentaron a los más audaces.
En las imágenes, Samih al Madhun es arrastrado por las calles ensangrentado y linchado. Hombres de Hamas vacían luego sus cargadores sobre el cuerpo, que salta bajo el impacto de una decena de balas.
En la noche del viernes y el sábado por la mañana, dos combatientes de las Brigadas de Mártires de al Aqsa murieron a manos de militantes de Hamas en el centro y sur de la Franja de Gaza, según fuentes de seguridad.
El sábado fueron pocas las personas que retornaron a sus cuarteles generales, a pesar de la relativa calma imperante en Gaza. Casi todas las tiendas y escuelas volvieron a abrir sus puertas y los palestinos realizaban sus actividades casi con normalidad.
"No volveré al trabajo", dice en el centro de Gaza Raed, un oficial de policía. "No confiamos en esos asesinos. No soy de Fatah ni de Hamas y no participaré de sus crímenes", añade.
Por medio de un comunicado, Kamal al Cheij, director general de la policía, prohibió a sus subordinados trabajar con Hamas.
"Todos los que contravengan estas ordenes deberán asumir su responsabilidad ante la ley y serán considerados como rebeldes por rechazar las instrucciones directas de la jerarquía", enfatizó.