Fuertes vientos complicaron ayer los esfuerzos de los bomberos para contener el incendio que azota la frontera entre los estados de Georgia y Florida, y las autoridades señalaron que más residentes tendrían que evacuar sus viviendas.
“Le estamos diciendo a los residentes que piensen como si se tratara de un huracán ... en términos de llevarse consigo ropas, remedios, documentos, y apresten a mudarse en caso de que así lo exijan las condiciones”, dijo el vocero Harvey Campbell.
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El incendio había quemado hasta ayer unas 41.500 hectáreas en Florida y otras 56.600 en Georgia, es decir casi 1.000 kilómetros cuadrados.
El fuego empezó el pasado 5 de mayo en medio del Santuario Ecológico Nacional de Okefenokee cuando un árbol le cayó encima a un cable de alta tensión, informó ayer el diario El Nuevo Herald en su edición electrónica.
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El Santuario Nacional de Okefenokee y, dentro de este, el Parque Estatal Steven C. Foster, de Georgia, siguen cerrados y la neblina derivada del humo llegó hasta Miami, que está a unas 340 millas de distancia.
Además, según El Nuevo Herald, el humo sobre el sur de la Florida ha desorientado a las aves y muchas de ellas han chocado contra edificios, informaron expertos.
“El humo no es bueno para nadie, y es obvio que a ellas las está confundiendo”, dijo Wendy Fox, directora ejecutiva del refugio de aves Pelican Harbor Seabird Station, en Miami.
En otros estados
En Minnesota solo el 15% de un incendio en los resecos bosques del norte se había podido contener ayer.
Sin embargo, frente a las costas del sur de California, las frescas temperaturas del domingo ayudaron a los bomberos en la isla de Santa Catalina a mantener control de un incendio que amenazaba a la comunidad turística de Avalon.