El ‘Solitario George’, una tortuga única en su especie, podría preservar su especie gracias a unos científicos estadounidenses que han descubierto que tiene un primo lejano, lo que abre el abanico de hembras con las que podría aparearse, según una noticia publicada ayer en el diario El Mundo, de Madrid.

La tortuga de la isla Pinta, del archipiélago de Galápagos fue descubierta en 1971. En sus 70 años de vida, no ha conocido hembra con la que aparearse, y sus últimas esperanzas estaban puestas en algún milagro de la ciencia... que parece haber sucedido.

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Un equipo multinacional encabezado por investigadores de la Universidad de Yale identificó a una tortuga que tiene la mitad de sus genes en común con George y es “claramente una primera generación híbrida entre tortugas nativas de las islas Isabela y Pinta”, según publican esta semana en la revista Current Biology.

Los investigadores esperan que con nuevas pruebas genéticas puedan encontrar una tortuga de Pinta genéticamente pura entre las 2.000 tortugas que viven en Isabela, y comenzar así un programa de reproducción con ‘Solitario George’.

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“Estos hallazgos ofrecen el potencial de transformar el legado del Solitario George de un símbolo duradero o rareza a una historia exitosa de conservación”, dijo el biólogo Jeffrey Powell, de Yale.

A pesar de que ‘Solitario George’ vive en cautividad con dos hembras de una subespecie parecida a la suya, la tortuga ha rehusado testarudamente aparearse con ellas.