La capital española acoge hasta agosto próximo la exposición Ecuador. Tradición y Modernidad.
Un Shamán con llipta y lliptero, de la cultura Bahía encarna la tradición.
El mundo de Carola, un impresionante collage que alumbró Hugo Cifuentes, en 1968, supone el primer acercamiento a la era contemporánea. Las dos piezas hablan de la realidad cultural de Ecuador a lo largo de su historia. Son los íconos de una exposición que se abrió en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Publicidad
Hasta el 26 de agosto, la exhibición, patrocinada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (Seacex) y los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores de ambos países, permite apreciar las creaciones artísticas generadas en los periodos prehispánico y colonial y los siglos XIX y XX. Una serie de salas transversales entre ellos permiten el diálogo intercultural e intemporal.
Que nadie se llame a engaño, Ecuador. Tradición y Modernidad, título de esta muestra, no apela a un discurso historicista y enciclopedista. La exhibición, fruto de tres años de investigación, aporta un enfoque temático que aborda las particularidades y problemáticas de los distintos momentos históricos.
Publicidad
Los comisarios de la exposición, Víctor Mínguez y Rodrigo Gutiérrez, contaron con el respaldo de ocho investigadores ecuatorianos, para seleccionar, en una primera instancia, 400 piezas (entre cerámicas, esculturas, pinturas, fotografías) procedentes de museos, colecciones privadas y talleres de las ciudades de Guayaquil, Quito, Cuenca y Riobamba.
Al final, se eligieron 145 (algunas integradas por varios elementos) que en el espacio expositivo aparecen distribuidas en un itinerario compuesto por 21 secciones.
“Es una exposición de descubrimientos”, la define Mínguez. “España va a descubrir a Ecuador, Ecuador se va descubrir a sí mismo y el emigrante aportará otra mirada”, añade Gutiérrez. Tres viajes al país y muchas horas de ‘habilidad diplomática’ se requirieron para reunir este legado que, por vez primera, se exhibe de forma conjunta fuera del Ecuador.
“La decisión final estaba en manos de una madre de un convento o del dueño de una colección, por lo que necesitábamos convencerles e, incluso, proponerles alguna compensación”, recuerda Mínguez. De hecho, en algunos casos, las piezas solo se cedieron tras acordar su restauración con los curadores.
Una de las diecisiete obras recuperadas fue La oración de San Ramón Nonato, un óleo sobre lienzo del siglo XVII, que descansaba en el Convento de la Merced. El catálogo de piezas incluye también obras, hasta ahora desconocidas, como Vida de Ignacio de Loyola, un cuadro de Vicente Albán, que pertenece al Palacio Arzobispal. Otras, por motivos de conservación, como la Máscara de Oro del Banco Central, no lograron cruzar el Atlántico.
Lo cierto es que esta puesta al día del conocimiento histórico, artístico y cultural ecuatoriano con nuevas perspectivas historiográficas permite incorporar a la exposición elementos, orillados hasta hace poco como la integración de las artes populares, en los discursos artísticos.
La muestra se inicia con la presentación de piezas prehispánicas, una segunda parte se centra en el periodo colonial. La exposición concluye con una mirada al arte ecuatoriano de los siglos XIX y XX, es decir, desde los años de la Independencia hasta la actualidad.
Un trasiego que llevará al visitante a reencontrarse con obras de Enrique Tábara, Estuardo Maldonado o Eduardo Kingman o a admirar cuadros emblemáticos como El ataúd blanco, de Oswaldo Guayasamín, que en 1955 le valió el máximo galardón en la III Bienal Hispanoamericana de Arte en Barcelona.
MUESTRA ÚNICA EN MADRID
Es la primera vez que se realiza una exposición tan ambiciosa sobre un país latinoamericano. Sobre Guatemala y Perú se abarcaron solo las épocas Prehispánica y Colonial.
APOYO BILATERAL
La exposición se realiza dentro del Programa Bilateral de Cooperación entre los gobiernos ecuatoriano y español para el periodo 2005-2008. Del 4 de mayo al 13 de junio habrá actividades paralelas sobre Ecuador.