Los 188 países signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) iniciaron este lunes en Viena sus trabajos para tratar de devolver su eficacia a un texto que no logra responder a los nuevos desafíos planteados por la proliferación de las armas nucleares en el mundo.
"No hay que tener miedo de las palabras: el TNP atraviesa actualmente una crisis grave", afirmó la ministra austríaca de Relaciones Exteriores, Ursula Plassnik, al inaugurar esta reunión preparatoria que durará dos semanas.
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Actualmente se considera que el TNP, elaborado durante el auge de la Guerra Fría, en 1970, y prolongado en 1995, no es eficaz para hacer frente a los riesgos de proliferación encarnados fundamentalmente por los programas nucleares iraní y norcoreano.
"No es un secreto que el TNP tuvo que enfrentar graves desafíos" en los últimos años, insistió el embajador japonés Yukiya Amano, presidente de la reunión de Viena, destacando que la cuestión iraní y la norcoreana son "más acuciantes".
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Aunque el TNP estaba destinado a promover el desarme nuclear y a impedir que nuevos Estados tuvieran la bomba atómica, no logró evitar que Corea del Norte, que lo denunció en 2003, efectuase un ensayo nuclear en octubre de 2006.
Tampoco logró disuadir a Irán de desarrollar una filial de enriquecimiento de uranio a pesar de las sanciones de la ONU.
La última conferencia de revisión, realizada en 2005, terminó en fracaso, ya que los Estados firmantes no lograron ponerse de acuerdo en un orden del día.
En una entrevista concedida a la AFP el domingo, el jefe de la delegación norteamericana, Christopher Ford, manifestó el deseo de que los delegados pudieran "entrar lo antes posible en un debate sobre el fondo" en ocasión de esta primera reunión preparatoria de la próxima conferencia de revisión, que tendrá lugar en 2010. El tratado es reexaminado cada cinco años.
Ursula Plassnik apoyó el lunes la idea de un banco internacional de combustible nuclear que sustituya a las filiales nacionales, que permitiría "levantar todas las preocupaciones sobre eventuales desvíos" con fines militares.
Entre las otras propuestas para reforzar la eficacia de este tratado figura la generalización a todos los Estados signatarios de las disposiciones del protocolo adicional que prevé inspecciones reforzadas.
Estados Unidos, al igual que la mayor parte de los Estados occidentales, desea también que un Estado siga sometido a sus obligaciones aunque denuncie formalmente el tratado, como hizo Corea del Norte y como podría hacer Irán.
"Un país que viola (el TNP) debe asumir la responsabilidad de sus actos y el simple hecho de salir no debe ser una forma de borrar las infracciones", subrayó Ford.
Por su parte, los Países No Alineados acusan a las cinco grandes potencias nucleares signatarias (Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña y China) de faltar a sus compromisos en materia de transparencia y desarme, y desean que Israel, un Estado nuclear no firmante, sea sometido a las obligaciones del tratado de la misma forma que Irán.
Por otra parte, el TNP se ve afectado por la nueva doctrina estadounidense de ataques preventivos y por la modernización del arsenal nuclear de Gran Bretaña.