Con 32,5 millones de votos escrutados, a las 22:00 de París, (20:00 GMT), Nicolas Sarkozy obtiene el 30,5% de los votos, seguido por Ségolène Royal con el 25%, lo que los habilita a disputar la segunda vuelta, según los datos difundidos este domingo por el Ministerio francés del Interior.
Nicolas Sarkozy (UMP, conservador) 8.256.993 30,49%
Ségolène Royal (PS, socialista) 6.778.099 25,03%
François Bayrou (UDF, centro) 4.968.498 18,35%
Jean-Marie Le Pen (FN, extrema derecha) 3.033.008 11,20%
Olivier Besancenot (LCR, extrema izqda) 1.178.183 4,35%
Philippe de Villiers (MPF, extrema derecha) 667.798 2,47%
Marie-George Buffet (PCF, comunista) 522.682 1,93%
Dominique Voynet (Verdes) 424.004 1,57%
Arlette Laguiller (LO, trotskista) 393.584 1,45%
Frédéric Nihous (CPTN, tradicionalista) 382.758 1,41%
José Bové (antiglobalización) 372.895 1,38%
Gérard Schivardi (izquierda) 100.675 0,37%
Los franceses se movilizaron este domingo para la primera vuelta de unos comicios presidenciales que abrirán una nueva era política en este país y cuya participación, tres horas antes del cierre de las oficinas de voto, era del 73,87%, la más elevada de los últimos 25 años.
A las 17:00 locales (15:00 GMT), el número de electores de la Francia metropolitana que acudió a las urnas superaba ampliamente el 58,5% registrado a la misma hora en la primera ronda de 2002.
Esta importante afluencia parece confirmar el interés que han suscitado estas elecciones, que marcarán el fin de 12 años de presidencia del conservador Jacques Chirac y supondrán la llegada al poder de una nueva generación de dirigentes.
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En total, 44,5 millones de franceses estaban llamados a votar durante esta jornada que se desarrollaba sin incidentes y bajo un sol primaveral.
El principal candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, de 52 años, gran favorito, depositó su voto en una escuela de la localidad de Neuilly sur Seine, a las afueras de París, acompañado de su esposa de origen español, Cecilia.
"Espero tranquilamente algo importante: que los franceses sean numerosos en ir a votar y que éste sea un gran momento para la democracia francesa", aseguró Sarkozy.
La candidata socialista, Ségolène Royal, de 53 años, la primera mujer con posibilidades reales de convertirse en presidenta de Francia, depositó su papeleta en una oficina de votación de la pequeña ciudad de Melle, en la región de Poitou-Charentes (oeste), de la que es presidenta.
El centrista François Bayrou, de 55 años, acudió a votar a Pau (suroeste), mientras que el líder de extrema derecha, Jean Marie Le Pen, hizo lo propio en Saint Cloud, a las afueras de la capital.
Todo indica que Sarkozy y Royal tienen grandes posibilidades de enfrentarse cara a cara en la segunda ronda, el próximo 6 de mayo, aunque los analistas son prudentes.
Por un lado, el número de indecisos superaba el tercio del total de electores horas antes de la apertura de las urnas y por otro, no se descarta que Bayrou o Le Pen accedan a la segunda vuelta.
Una mayoría de los franceses espera no revivir la pesadilla del 21 de abril de 2002, cuando Le Pen consiguió más votos que el candidato socialista, Lionel Jospin, y disputó la segunda ronda frente a Chirac.
Muchos electores, sobre todo de la izquierda, afirmaban que su principal objetivo era impedir que se vuelva a repetir ese escenario: "No fui a votar en 2002, estaba despreocupado, y después, se produjo la hecatombe", explicó Kaouther Ben Amor, de 30 años, auxiliar médica en Marsella (sur).
Los principales candidatos, conscientes del divorcio entre la clase política y los ciudadanos, prometieron durante la campaña una forma de gobernar más cercana al pueblo que se ocupe de las principales preocupaciones de los franceses, como el desempleo o el poder adquisitivo.
Sarkozy, que pertenece a la misma familia política que el presidente saliente, se presenta sin embargo como el candidato de la "ruptura" que impulsará una economía de corte liberal y aplicará mano de hierro contra la inseguridad y la inmigración.
Royal presentó un proyecto de "democracia participativa" que presta especial atención a los franceses que, según ella, fueron olvidados por los gobiernos de derecha.
Bayrou, un hombre que quiere terminar con la alternancia de la izquierda y la derecha en Francia prometió un gobierno de unión nacional y aspira a recabar los votos de un electorado desencantado con los partidos tradicionales.
Por su parte, Le Pen, el veterano de estas elecciones con 78 años, intentará repetir su proeza de 2002, aunque todo hace presagiar que quedará en tercera o cuarta posición.
A estos cuatro candidatos se suman otros ocho aspirantes que no superarán en el mejor de los casos el 4 o 5% de los votos.
El sábado, pudieron depositar su voto un millón de franceses residentes en el continente americano y en los territorios de ultramar, donde la participación también fue más elevada respecto a los comicios de 2002.
El resto de ciudadanos que vive fuera de las fronteras francesas acudió el domingo a las oficinas de votación. Unos 820.000 electores se inscribieron en sus respectivos consulados, más del doble que en las últimas elecciones.
Las cerca de 65.000 oficinas electorales de la Francia metropolitana, que abrieron sus puertas a las 08:00 locales (06:00 GMT), cerrarán a las 20:00 locales (18:00 GMT), cuando se darán a conocer las primeras estimaciones oficiales.
Hasta entonces, la publicación de cualquier sondeo a pie de urna es ilegal en Francia.