<em>Estudios realizados muestran los riesgos de nuestro suelo al estar sobre agua. Conozca un poco de su historia, muy ligada a los esteros porteños.</em>Los planos de Guayaquil antiguo nos indican la presencia de muchos esteros, manglares y salitrales que ahora no se ven porque poco a poco se fueron rellenando con el ánimo de expandir la ciudad sobre el nivel de las máximas mareas. Pero esos rellenos no fueron hechos técnicamente.A partir de la década del cincuenta se inició la construcción de edificios de hormigón, primero de dos a cuatro pisos, luego de más pisos, creando serios problemas de asentamientos y destrucción de inmuebles vecinos.Actualmente los ingenieros civiles y arquitectos disponemos de recursos científicos para calcular las deformaciones verticales del suelo de Guayaquil, los posibles asentamientos con las diferentes alternativas de cimentaciones y podemos decidir la solución para evitar que se produzcan mcuhas deformaciones o daños.<strong>Análisis histórico<br /></strong>Estos asentamientos tienen relación con su historia geológica. La ciudad se encuentra situada sobre la margen derecha del río Guayas y del río Daule, en la abertura sur de la cuenca del Guayas.La mayor parte de la ciudad está en los depósitos recientes acumulados por procesos de erosión de la cuenca hidrográfica del río Guayas. Al final del terciario los cerros Santa Ana eran una isla de separación entre lo que es hoy el río Guayas y el estero Salado. Pero luego hubo un proceso de sedimentación heterogéneo: se formó una faja de vegas debido a la fuerza centrífuga del gran meandro de la isla Santay.Eran sedimentos predominantemente orgánicos que poco a poco se fueron secando, oxidando, dando lugar a una arcilla amarillenta típica de los primeros tres metros de ciertas zonas de Guayaquil.Luego de su fundación, nuestra ciudad sufrió varios traslados de sitio hasta que Francisco de Orellana la ubicó en el cerro Santa Ana por ser más alto –no inundable– y porque les permitía tener un muro de protección natural –el mismo cerro– contra los invasores de aquella época.Observando el primer plano de nuestra ciudad (1570-1670) se puede apreciar la longitud de los esteros que rodeaban las pocas viviendas de la época y que los esteros Salado y de Villamar (ramificación del río Guayas) estaban a una distancia de unos 200 metros, a la altura del Cementerio General porteño.Con el aumento de la población se fue agrandando la ciudad y se formó la llamada Ciudad nueva, comprendida aproximadamente entre las calles Loja y Colón hasta Boyacá por el lado oeste. Eran construcciones de gente de escasos recursos, zona de constante inundación atravesada por cinco clásicos esteros:Estos esteros estaban atravesados por un puente de madera “De las ochocientas varas”. Actualmente es la calle Panamá.Hacia el sur la ciudad limitaba con el estero de Saraguro o San Carlos en lo que es hoy la avenida Olmedo, existiendo también el estero Mejía o Carrión, en lo que es hoy calle Colón.Hacia el sector oeste, el estero Salado tenía algunos ramales que han sido cubiertos. Como el estero Duarte que iba en dirección norte-sur hasta lo que es hoy Capitán Nájera y José Mascote. En cambio, otros ramales del estero llegaban hasta Los Ríos y Aguirre y hasta Hurtado y Tulcán.Así también la calle Piedrahíta era otro ramal del estero que llegaba hasta Pedro Moncayo. Había un ramal que atravesaba lo que es hoy el Hospital de Aislamiento rodeando el Cerro del Carmen en lo que es actualmente la Ciudadela Naval y otro que llegaba hasta el sitio donde se encuentra el estadio Modelo. Al suroeste de la ciudad, como ramales del estero del Muerto tenemos los esteros de Puerto Liza y Las Ranas. El de Puerto Liza llegaba hasta las calles Bolivia y Abel Castillo y el de Las Ranas partía de Los Ríos y Benjamín Rosales hasta Rosendo Avilés y José Mascote, y hacia el este se prolongaba atravesando la avenida Veinticinco de Julio. Asimismo en el estero Salado se encontraba la isla San José, actualmente unida a la ciudad por medio de rellenos. Igual se hizo frente al aeropuerto en el que se encontraban ramificaciones del estero ya desaparecidos.<strong>Suelos actuales</strong><br />Las características de los suelos de Guayaquil son una consecuencia de su historia de esteros. De zonas de constante inundación o manglares que han estado alrededor de los esteros. Encontramos suelos en proceso de consolidación, muy blandos, que han ocasionado graves problemas de asentamientos uniformes o diferenciales en muchos edificios.En términos generales, encontramos primero una capa de relleno entre 0,50 y 1,50 m seguida de arcilla amarilla de 1 a 3 metros de espesor con una resistencia promedio de 10 T/m², son suelos preconsolidados por desecación, más presencia de arcilla. A continuación encontramos grandes estratos de arcilla poco consolidadas, de consistencia blanda a muy blanda (resistencia a la compresión entre 2 y 5 T/m²) en que suelen aparecer bolsones de turba, arcilla negra de resistencia escasa, nula.Más abajo hay arcillas estratificadas con limos arenosos y luego arena a una profundidad variable entre 10 y 20 metros aproximadamente.<strong>Problemas de asentamientos<br /></strong>En los antiguos esteros rellenados por los habitantes –muchas veces con basura– existe arcilla muy blanda con alto contenido de materia orgánica y residuos calcáreos como en las cercanías del Malecón: calles Loja y Rocafuerte, Rocafuerte y Mendiburo, edificios ubicados sobre el antiguo estero Villamar. En el antiguo Barrio del Salado, zona de manglares y salitrales, hay edificios con grandes asentamientos diferenciales que han ocasionado numerosos problemas a los inmuebles vecinos.Así también a lo largo de la calle Piedrahíta, prolongación del estero Villamar, encontramos algunos edificios con problemas de asentamientos. Lo mismo en la Ciudadela Universitaria y en el barrio Orellana. Al sur de la ciudad, en la avenida Veinticinco de Julio, hay edificios y cimentaciones de máquinas que han tenido que ser recimentados por sus graves problemas de asentamientos y hundimientos.<strong>Riesgos de la ’Perla’<br /></strong>Conocemos de los antiguos esteros por los planos de Guayaquil antiguo y sabemos cuáles son las zonas de riesgo donde debemos tomar mayor precaución, pero no existen planos de las zonas sur, oeste y noroeste, puesto que no se preveía la enorme expansión de nuestra ciudad.Siempre es necesario un estudio de suelos que le permita conocer las características del subsuelo sobre el que va a construir. No se pueden extrapolar resultados de construcciones vecinas ni asumir valores.Tampoco significa que no se puede construir en esos lugares de esteros o manglares. Sino que con el estudio de suelos y un análisis de su compresibilidad, se tome la decisión correcta de su cimentación.Generalmente los edificios con problemas son los intermedios, entre tres y seis pisos, donde se pueden tomar algunas alternativas y muchas veces no se escoge la correcta, pensando solo en la más económica. <br /> <br />En otras ocasiones, a edificios que han sido diseñados para soportar dos pisos se les aumenta uno o dos nuevos pisos a gusto del propietario sin reforzar los cimientos y las columnas, lo que ocasiona no solo problemas de asentamiento sino derrumbamiento de la obra como ya ha ocurrido otras veces en Guayaquil. Allí radica la importancia de preocuparnos por el suelo.<strong>*Directora del laboratorio de suelos de la ESPOL y catedrática de ingeniería geotécnica de la UEES. Telf. 09-961-7035. </strong><a href="mailto:carmenterreros@gye.satnet.net">carmenterreros@gye.satnet.net</a>Fuente: Historia del Ecuador de Oscar Efrén Reyes. <br />Desarrollo histórico de Guayaquil “La ciudad a través de sus planos”, Comisión de defensa del patrimonio nacional.Informes de perforaciones y estudios de suelos del laboratorio Ruffilli de la Universidad de Guayaquil.Semsir, Geotécnica del área metropolitana.