Por casi 20 años fue el bajista y compositor de la banda inglesa y el pasado 9 de marzo no solo avivó en Colombia, con un concierto, la nostalgia de la música de Pink Floyd, sino su abierta crítica a la política bélica del Gobierno de los Estados Unidos.
El 9 y 11 de marzo pasados fueron movidos para la capital colombiana. El domingo, George W. Bush visitó esta ciudad y dos días antes, el viernes, Roger Waters ofreció un concierto donde no solo la nostalgia se apoderó de los asistentes, sino el deseo de manifestar abiertamente su crítica a la política bélica del gobierno de Estados Unidos, así como su injerencia en Colombia.
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Waters, ex bajista y compositor de la banda inglesa Pink Floyd por casi 20 años, lo dejó bien claro durante la canción Leaving Beirut (único tema nuevo del concierto): “Oh George! That Texas education must have fucked you up when you were very small!”. El mensaje se redondeó durante Sheep, canción del disco Animals de 1977, en la cual un enorme cerdo inflable recorrió el cielo del parque Simón Bolívar, ante los gritos de miles de presentes, con una leyenda contundente: “El patrón Bush visita la hacienda Colombia”.
Como parte de la gira mundial con la que Waters celebra los 34 años del lanzamiento de la producción discográfica considerada la mejor de los Floyd, The dark side of the moon, la presentación convocó a colombianos, ecuatorianos, argentinos, brasileños y otros, dispuestos a observar de cerca un pedazo de historia del rock e imaginar, en lo posible, que estaban escuchando a Pink Floyd.
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No hubo manera de salir defraudado. Dividido en tres partes y con casi tres horas de duración, el show se inició con una serie de clásicos del grupo, como In the flesh y Mother, del disco The Wall. Waters le dio nuevo aire a Set the controls for the heart of the sun, tema que data de 1968. Wish you were here y Shine on crazy diamond (una hermosa canción de amor a su ex compañero y creador de la banda, Syd Barrett, quien debió abandonar Pink Floyd tras el diagnóstico de esquizofrenia) fueron las más coreadas de esa primera parte del espectáculo. Have a cigar, The final cut y The Flectcher Memorial Home también fueron incluidas.
Quince minutos de silencio bastaron para que se iniciaran los latidos que dan la partida a Speak to me, primer corte del Dark side… La banda que acompañó a Waters, compuesta por diez músicos, consiguió reproducir fielmente en vivo los arreglos de la grabación original. Así, Breathe, Time, la maravillosa The great gig in the sky, Money, Us and them, Any Colour you like, Brain Damage y Eclipse se sucedieron una tras otra, con los mismos fundidos y silencios del álbum que permaneciera más de 700 semanas en la lista de los discos más vendidos.
En el fondo del escenario enormes proyecciones acompañaban cada interpretación, reproduciendo la luna y los colores que asemejaban la refracción de la luz a través de un prisma, en clara alusión a la portada del Dark side…
Para el cierre Waters rescató joyas de The Wall y acompañado de un coro de escolares bogotanos le dio vida a The happiest days of our lives y Another brick in the wall, part 2, el tema que todos cantaron.
Luego fue el turno de Vera, Bring the boys back home, que en tiempos de guerra suena a exigencia mundial por el fin de los conflictos. El final le fue cedido a Comfortably numb y así un Roger Waters de 63 años, sin muestras de cansancio físico ni creativo (hace unos meses lanzó una ópera sobre la Revolución Francesa, llamada Ca Ira), se despidió con un mensaje de feliz cumpleaños al escritor colombiano Gabriel García Márquez, aunque con una pronunciación que hizo un tanto difícil comprender el saludo.
Latinoamérica
La gira mundial del músico británico Roger Waters ya lo ha llevado a Perú, Chile y Colombia.
En el mundo
El domingo pasado el líder de Pink Floyd actuó en el estadio Monumental de River Plate, en Buenos Aires (Argentina). Su siguiente parada será Brasil (Río de Janeiro y Sao Paulo). También irá a Europa, EE.UU. y Canadá.