El fuego y los petardos fueron de nuevo protagonistas de las tradicionales Fallas, las fiestas con las que la mediterránea Valencia (España) da la bienvenida a la primavera, en una celebración en la que se quemarán más de 700 figuras de cartón piedra y se honrará a la Virgen de los Desamparados.
Estos días los valencianos salen a las calles e invitan a todo el mundo a disfrutar con ellos de la fiesta para la que llevan preparándose todo el año.
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La atracción principal son los conjuntos escultóricos de cartón piedra que maestros artesanos construyen durante todo el año y que se exponen en cada barrio para ser admirados por el público y, a la vez, para decir adiós, puesto que son hechas para ser quemadas en la noche de San José, este 19 de marzo.
Las Fallas, que en algunos casos llegan a alcanzar hasta 30 metros de altura, son pasto de las llamas para purificar el año y simbolizar la llegada de la primavera, y representan temas de actualidad española, sobre política o sociedad, o de interés para Valencia, como lo será la Copa del América de vela, que se disputa este año frente a sus costas.
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La tradición se ha mantenido durante 300 años y recrea las hogueras que hacían los carpinteros la víspera de San José, su patrón, para quemar los soportes de candiles, que con la llegada de la primavera ya no necesitaban, al haber más horas de luz al día.
Los petardos y cohetes se sienten desde primera hora de la mañana en el primer acto del día, la "despertá", con la que los más madrugadores -o más trasnochadores- toman las calles acompañados por una banda de música con una misión: despertar a todo el mundo.
Las tradiciones mandan y tras el olor matutino de la pólvora, los buñuelos y el chocolate en los puestos callejeros hacen las delicias de los viandantes.
En estos días, más de 8.500 músicos participarán con pasacalles en un repertorio que va desde el himno regional valenciano o el internacional pasodoble "Paquito, el chocolatero", así como melodías para bailar, saltar o parar en seco un desfile festivo.
La Feria taurina de Fallas, los pañuelos de cuadros azules y blancos, y la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, cuyo mantón es adornado con las flores traídas por 100.000 falleros, completan el colorido de estas fiestas.
Cifra récord
Un total de 380 Fallas, en las que este año se han invertido más de 10 millones de dólares, han sido "plantadas" en esta ciudad de algo más de un millón de habitantes, que durante la semana de fiesta recibe a decenas de miles de visitantes.
Junto a las grandes, se pueden ver también las Fallas infantiles, pequeños monumentos en los que se recrea el mundo, los juegos, los sueños y los temas cotidianos de los niños.
Tras una semana de fiesta, lo más esperado fue la noche del domingo, cuando más de 4.000 kilos de artificios pirotécnicos inundaron el cielo de Valencia durante la espectacular "nit del foc" (noche del fuego).
La última noche de fiesta, antes de que el lunes las Fallas se conviertan en cenizas en la "crema" (quema), ante la atenta mirada de los espectadores y la emoción de los valencianos.
Arden todas las figuras, salvo dos "ninots" (muñecos), previamente "indultados" por votación popular.
La última en arder, como manda la tradición, será la Falla del Ayuntamiento, que representa a todos los valencianos.
La fiesta terminará, pero ya el martes los casales (agrupaciones vecinales) de cada Falla irán puerta por puerta en cada barrio para recabar dinero y apoyo para, dentro de un año, volver a quemar en unos minutos el esfuerzo y el trabajo de todo un año.