“No se trata de comprar medallas, como hacen otros países con atletas de las pruebas de fondo procedentes de Kenia. Eso no está bien, es poco ético y bastante hipócrita. No tiene nada que ver con el vallista Quiñónez (...)”, advierte López.

Agrega: “La realidad es muy diferente. Se trata de ofrecer a los inmigrantes uno de los grandes valores del deporte: la integración de ese colectivo en una sociedad como la nuestra. Esa es la solución a muchos de los problemas actuales. El ejemplo del ex ecuatoriano es el de una inmigración honesta, legal, basada en el trabajo y que no debería molestar a nadie”.

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El columnista destaca que “cuando Quiñónez llegó a Lleida, con una beca de Solidaridad Olímpica, no era más que un joven con un cierto talento deportivo, pero muy lejos de la élite del atletismo mundial. Era un inmigrante más que venía a mejorar su vida, como hacen muchos otros. Aquí ha tenido la oportunidad de desarrollar su carrera deportiva, de mejorar ese talento con el trabajo de Asunción Ibáñez, una entrenadora y el apoyo de la Federación Española de Atletismo”.

López finaliza: “Él dijo que quería devolver la buena acogida que aquí ha tenido con una medalla. Y así lo hizo con el bronce en los 60 metros vallas” en el campeonato europeo.