Gabriel García Márquez lo llamaba “maestro”; John Le Carré decía de él que era un enviado de Dios; el novelista norteamericano Paul Auster opinaba que era el escritor más importante del mundo; el filósofo español Fernando Savater lo calificaba como el “gran humanista contemporáneo”; en 1999 fue elegido el mejor periodista del siglo XX; ganó el premio Príncipe de Asturias y sus libros vendieron más de un millón de ejemplares. Con razón era un candidato a obtener el Nobel de literatura. Y, sin embargo, Ryszard Kapuscinski se caracterizaba por su modestia.