El miércoles en la noche, los medios televisivos hicieron un gran esfuerzo para ofrecer información lo más pronto posible, pero hay cosas que se deben analizar.

El punto inicial debió ser el flujo de información oficial certera y oportuna;  fue lo contrario. Todo comenzó con una llamada del asesor presidencial Juan Carlos Toledo a Ecuavisa, la estación divulgó la noticia alternando el condicional “habría muerto la Ministra de Defensa” con frases que deslizaban la certeza sobre la tragedia. Imaginemos la angustia de la familia de Guadalupe Larriva. Imaginemos la incertidumbre amarga de las otras seis víctimas que no sabían a qué atenerse.

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El asunto fue mucho peor en el caso de la adolescente hija de la Ministra. Según se pasaba de medio o de reportero, se la daba alternadamente por grave, muy grave y “cadáver” o “cuerpo recuperado”... ¡Qué agonía! Y es que los canales buscaron donde podían y no en las fuentes oficiales, porque estas no existieron. Nunca se montó un operativo gubernamental estructurado que concentrara información, emitiera comunicados precisos y certeros cada cierto tiempo y canalizara los pronunciamientos oficiales que se iban desgranando aquí y allá.

El gesto de Juan Carlos Toledo, por lo contrario, desató el rumor. En ningún canal se lo trató como un pronunciamiento oficial sino como una fuente no confirmada... ¿Hay peor escenario para la comunicación oficial?

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Ante la situación, cada canal hizo lo que pudo. TC, Gamavisión, RTS y Canal Uno dieron la información y pasaron a lo importante: Mariela con su pasarela, Marián y los tratamientos para levantar chichis y nalgas. Gamavisión a la telenovela y RTS a una sonriente Dayllana Passailaigue presentando ‘Copa’.

Ecuavisa y Teleamazonas tuvieron la sensibilidad de interrumpir la programación. Jorge Ortiz reiteraba que solo iban a dar información oficial; no obstante, casi sin datos reconstruyó el choque de los helicópteros y trató de descartar cualquier otra posibilidad de que no fuera un accidente. Ecuavisa mandó cámaras a la casa de la fallecida Ministra en Quito y de su padre en Cuenca... Aunque –cabe decirlo– mantuvieron una prudente distancia.

Toda tragedia pone a prueba a seres humanos y organizaciones, y la noche del miércoles se vio una inquietante debilidad.