El Festival de Cine de Sundance abrió ayer sus puertas con una innovadora película que respalda a los manifestantes contra la guerra de Vietnam y un llamamiento del actor/activista Robert Redford para que los líderes estadounidenses pidan perdón.
Redford, cuyo Instituto Sundance para películas independientes respalda el festival anual, dijo que tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, él, como muchos, mostró un “espíritu de unidad” con el presidente George W. Bush y otros que respaldaron la guerra contra el terrorismo y lideraron invasiones a Afganistán e Iraq.
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“Todos dejamos nuestras inquietudes a un lado para dejar que los líderes dirigieran”, dijo Redford al auditorio abarrotado para el estreno del documental Chicago 10.
“Creo que nos deben una gran disculpa, enorme”, manifestó.
Sundance es el mayor encuentro de cine independiente en EE.UU. y habitualmente en su discurso de apertura Redford insta al público a centrarse en las películas y cineastas que crean sus obras fuera de los estudios comerciales de Hollywood.
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Pero este año, Redford se salió del discurso habitual para hablar de la política actual. Su cambio pareció apropiado para el estreno de Chicago 10, documental de Brett Morgen que recuerda el destacado juicio de finales de la década de los sesenta contra activistas antibelicistas entre los que se encontraban Tom Hayden, Abbie Hoffman y Jerry Rubin, conocidos en ese momento como “los siete de Chicago”.