El primer día de trabajo de Gustavo Larrea en el Ministerio de Gobierno y Policía transcurrió a puerta cerrada.

El funcionario asumió temprano su despacho y cerca de las 09:00 recibió la visita del comandante general de Policía, José Vinueza, quien se limitó a decir que aún se mantiene en el cargo a la espera de disposiciones. Minutos después ingresó José Calahorrano, del Estado Mayor.

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Luego arribó Pablo Santos, ex intendente de Pichincha, quien afirmó que dejó hace unas semanas sus funciones y espera ingresar a ese ministerio o al de Bienestar Social.

Los policías y el personal encargado de la seguridad en el edificio tuvieron problemas a la hora de llevar el control de ingreso, pues muchos entraron argumentando que son nuevos asesores de Larrea o subsecretarios que esperan una designación.

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La agrupación de Sucumbíos esperaba el nombramiento de William Barba en la Gobernación; la de Galápagos mocionaba a Galo Herrera para ese cargo; Manabí, en cambio, propone a Juan Flor.

Se identificaron como dirigentes de Alianza PAÍS y dijeron haber trabajado en la campaña de Rafael Correa.

Larrea, sin embargo, no atendió a la prensa ni a esas delegaciones. Algunas, como la de Santo Domingo, llegaban para “felicitarlo”; otras llevaban proyectos.

Se informó que en la mañana y la tarde  el Ministro mantendría reuniones con sus colaboradores para delinear su programa y avanzar los diálogos para la Asamblea.

 En la dependencia los empleados comenzaron a cambiar los mobiliarios para los nuevos funcionarios.