Raúl Carrión Fiallos, cardiólogo deportivo de 46 años, asumirá la creación del Ministerio de Deportes con dos temas por resolver: consolidar al organismo uniendo a la dirigencia del país y mantener las actividades deportivas que financia, pese a sus líos económicos provocados por  una deuda del Estado con la Secretaría Nacional de Deportes (Senader) de $ 21,5 millones.

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Carrión ve a estos escollos como oportunidades, aunque sabe que su trabajo implica un gran reto. Quizá el más grande que ha afrontado en su vida.

Danilo Carrera, presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano (COE), ve su designación acertada. Afirma: "Es una persona nueva que puede conciliar a la dirigencia. Hacer cumplir la Ley del Deporte al contrario de lo que realizó el anterior Secretario de Deportes (Omar Cevallos)".

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El presidente de Fedenador, Julio Ramírez, coincide con Carrera. Reconoce también su trabajo silencioso, de base, que lo inició en 1990 con la selección ecuatoriana. Que continuó en Emelec, Esmeraldas Petrolero, donde se desempeñó como médico deportivo.

En el 2003, cambió de actividad y empezó su gestión como dirigente, fue presidente del Rocafuerte del cantón Río Verde de Esmeraldas, y logró un ascenso de categoría.

Aparte de estos cargos es director general del Club del Hipertenso, que agrupa a 1.500 personas que padecen esta enfermedad, en Esmeraldas.

En el  2005 inicia su carrera política. Hay dos factores que lo motivan a hacerlo. La primera, una gran amistad con el presidente electo Rafael Correa, desde que lo conoció en primaria del colegio La Salle.

Al igual que su amigo, Carrión cursó sus estudios superiores en el exterior. Se graduó como médico cardiólogo en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (Brasil). 

También cursó otros estudios de medicina en esa misma unidad académica.  

La amistad continuó en el colegio, la universidad y en sus respectivas carreras profesionales.  "Nunca he conocido a una persona más inteligente que el economista Correa. Cuando me llamó para que me uniera al proyecto de Alianza PAÍS no dude ni por un minuto", comenta.
Fue director de campaña del partido en Esmeraldas y también secretario nacional de finanzas, y se retiró por un tiempo de su consultorio.

Afirma que considera a  Correa un hermano. No solo por los años compartidos, sino por la afinidad política.

Los dos se identifican con los movimientos de izquierda y no han cambiado de parecer por más de tres décadas: "La derecha y el neoliberalismo tienen al país en la postración que se encuentra. En Latinoamérica existe una corriente de izquierda moderna que permite que se privilegie al ser humanos antes que los capitales", manifiesta.

Su principal proyecto es algo que ha buscado la dirigencia deportiva ecuatoriana durante años: convertir al deporte en una prioridad estatal por medio de la entrega directa de los recursos del 5% de las llamadas telefónicas (aproximadamente $ 50 millones) al Ministerio de Deportes.

Actualmente, el Servicio de Rentas Internas (SRI) asigna esos recursos al Ministerio de Economía y allí se han producido retrasos en la entrega.
La prioridad de Carrión es presentar un reforma para elevar a categoría de orgánica a la actual Ley del Deporte y así garantizar la transferencia directa de los recursos captados del por el SRI.

Otro de sus proyectos es que las provincias tengan más presupuesto destinado al deporte. Dice que piensa presentar un proyecto en que se evalúen los logros deportivos de cada lugar del país y de acuerdo a eso se hagan las asignaciones.

De cómo presionar para que se asigne inmediatamente lo adeudado al Deporte, Carrión prefiere no hablar. "Todavía no he asumido el cargo. Poco puedo decir de una decisión sobre eso", sostiene.

Se muestra cauteloso en sus declaraciones. Sobre todo en la de los presupuestos que se manejarán en su ministerio. Incluso pensó en negarse a conceder entrevistas hasta el día de su posesión.

Lo único que se atreve a decir es que será un "presupuesto ambicioso". Y que hay respaldo del ministro designado de Economía, Ricardo Patiño, para que se haga factible.

Para la transformación de la Secretaría en el Ministerio de Deportes, Carrión sabe que sobre todo necesitará consensos de los diversos organismos hoy divididos. Esta semana ha conversado en Quito y Guayaquil con algunos de ellos, COE y Fedenador, por ejemplo.

Luego de varias reuniones,  regresó el sábado a su hogar en Esmeraldas. Tomó fuerzas antes de la posesión junto a su esposa María Soledad Sánchez y su hija Ariana, de 7 años. Sus hijos Raúl, de 19 años y Javier, de 14, fueron a Guayaquil. Las llamadas constantes, el buzón lleno, las entrevistas no cesaron ni siquiera el fin de semana.

LO QUE DECLARÓ

  • Raúl Carrión afirma que posee solamente una cuenta corriente en el Banco de Guayaquil, de cuatro cifras (aclaró que no va a decir cuál es la cifra exacta hasta que no lo haga de manera oficial ante el país).
  • No se encuentra entre los contribuyentes naturales que no aportaron al  SRI este año. Explicó que fue porque dejó su consultorio para dedicarse de lleno a la campaña de Rafael Correa.