Aunque respeta y admira al presidente electo, Rafael Correa, por su investidura, las declaraciones emitidas ayer tanto por él como por el mandatario colombiano, Álvaro Uribe, no están recogidas en un documento formal, aseguró esta mañana el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Carrión.

Correa y Uribe acordaron en Nicaragua conformar una comisión tripartita Ecuador-Colombia y un delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para encargarse de verificar varios aspectos en la frontera entre las dos naciones.

Publicidad

Según el convenio, la comisión deberá vigilar que cuando se fumigue no se pase el glifosato al lado ecuatoriano directa o indirectamente, es decir, “si cae del lado colombiano también a través de los ecosistemas va al agua y eso contamina el río y por supuesto el lado ecuatoriano”, informó ayer Correa.

Sobre el tema, esta mañana, el canciller de Ecuador, Francisco Carrión, quien dejará el cargo el lunes, consideró hoy un "retroceso" centrar en la OEA el estudio de los efectos del herbicida glifosato usado por Colombia en la frontera, al señalar que Quito ya había rechazado un informe de esa entidad, e insistió en que intervenga la ONU.

Publicidad

Aunque destacó que todo acercamiento que haya entre las dos naciones es positivo, Carrión fue enfático al recalcar que la posición del Gobierno de Ecuador es mantener su postura de no aceptar las fumigaciones en una franja de diez kilómetros de la zona de frontera.

Desconoce los detalles de las declaraciones de los dos mandatarios, pero espera que el nuevo Gobierno defienda la integridad y soberanía ecuatoriana, y que exija a Colombia respetar el acuerdo de cancilleres logrado en el 2005. “En esto no hay que inventarse nuevas cosas sino simplemente cumplir con lo que ya acordamos los cancilleres”, dijo.

Ceñirse estrictamente a la participación de la Organización de Estados Americanos (OEA) puede representar un "retroceso", insistió Carrión, quien insistió hoy en que debe intervenir la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En diciembre pasado, cuando Colombia reanudó las aspersiones con glifosato, Bogotá citó estudios de la Comisión Interamericana para el Control y Abuso de las Drogas (CICAD), de la OEA, sobre la inocuidad de la mezcla utilizada para las aspersiones.

Carrión aseguró entonces que el estudio de la CICAD "no merece credibilidad por parte del Gobierno" de Ecuador, por lo que ya entonces insistió en que sea una misión de la ONU la que haga los estudios.

Carrión declaró en diciembre que el estudio de la CICAD se hizo cuando el ex presidente de Colombia César Gaviria presidía la OEA, y agregó la misión que hizo el informe "ni siquiera llegó a los lugares de frontera".

Colombia, que considera al glifosato "inocuo" para la salud humana, justifica su uso por considerar que el herbicida acaba con las plantaciones de coca.

El martes de esta semana, el canciller de Ecuador, Francisco Carrión presentó una queja ante la Organización de Estados Americanos por las fumigaciones que se reiniciaron tras un acuerdo suscrito a fines del 2005 entre Ecuador y Colombia.

En el foro internacional, Carrión expuso las dos posiciones del estado ecuatoriano: El primero, que el Gobierno ratifica su lucha contra el narcotráfico y la ayuda a los desplazados colombianos, pero dentro del principio de no intervención en los asuntos internos de Colombia.

El segundo, que fue este último país el que incumplió su compromiso de suspender las fumigaciones, mantener los grupos de erradicación manual y no acoger la recomendación de hacer un estudio conjunto sobre el herbicida.

Los tres puntos del acuerdo Uribe-Correa

Verificar que en las zonas fumigadas el herbicida no pase al lado ecuatoriano directa o indirectamente; lograr términos de referencia que permitan detectar si el glifosato afecta o no la salud de los lugareños y recoger testimonios en las dos fronteras.