Hace algunas semanas, un edificio en Santiago de Chile comenzó a incendiarse, no había reporteros cerca, pero en poco más de media hora la página web del principal diario chileno, El Mercurio, comenzó a mostrar fotos y textos del suceso. Para hacerlo, se basó en los aportes de los ciudadanos.
Conceptualmente, el Periodismo 3.0 se sustenta en la consolidación de la llamada web 2.0, que ha sido definida por uno de sus fundadores, Tim O’Reilly, así: “Una verdadera aplicación web 2.0 es una que mejora mientras más personas la usan. El corazón verdadero de web 2.0 es la capacidad de aprovechar la inteligencia colectiva”.
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En w2, la plataforma puede ser consultada y modificada; la participación permite la emergencia de esa inteligencia colectiva y su aprovechamiento, gracias a su “arquitectura de participación” la w2 vive de las innumerables y variadas contribuciones de los usuarios. Los wiki son el mejor ejemplo. Aparte de la Wikipedia, existen los Meta, Wikcionario, Commons, Wikilibros, Wikisource, Wikiquote, Wikiversidad, Wikispecies y Wikinoticias. Diccionarios, noticias y conocimientos aportados de forma horizontal y abierta. Es la Biblioteca de Babel, de Borges, materializada.
El desarrollo de la web 2.0 hace posible que la generación de información se democratice, justo lo que propone el Periodismo 3.0. El chileno Juan Lozada define la trayectoria: “Periodismo 1.0 es el que traspasa contenido tradicional de medios a internet. Periodismo 2.0 es la creación de contenido en y para la red, sumando interactividad, multimedia, etcétera. Periodismo 3.0 es la socialización de la información periodística en la que los participantes intervienen en el propio mensaje”.
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Algunos blogs son Periodismo 3.0, pero la mayoría no lo son. Muchos diarios en línea ya incorporan los blogs como parte de su rutina, pero el Periodismo 3.0 no se reduce al bloguismo.
La tendencia sigue en crecimiento y ahora se comienza a hablar de los medios ciudadanos hiperlocales que pretenden convertir a los propios vecinos en productores de la información. Se habla también de nanoaudiencias (públicos muy pequeños y focalizados) con la esperanza de establecer un sistema de información conversacional y en red, no controlado jerárquicamente.