Ella se queja de que afuera de la iglesia unas personas se ponen a vender velas y cuando llegan los indígenas o cualquier creyente de San Gonzalo, le dan una tarjeta o el número de teléfono de algún brujo.
“Les recomiendan que vayan donde Gonzalo Chico, que es una réplica pequeña del mártir y tienen los brujos en sus casas. Yo les he pedido que se vayan de aquí, que no sigan haciendo eso, pero no entienden, le hacen mucho mal al santo”, indicó la madre superiora.
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Una mujer que vende velas afuera de la capilla Medalla Milagrosa dijo –en voz baja el jueves pasado– que conoce que debido a que la policía está en búsqueda de los brujos, estos se cuidan y atienden solo los domingos.
Ella da, a quienes le piden, el número del celular de una bruja llamada Anita y dice que, antes de los crímenes, una persona guiaba a los clientes desde la iglesia a la casa de algún hechicero, pero es mejor hacer cita.
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Las personas involucradas en esta práctica aseguran que durante la última semana el negocio ha sido complicado, por las investigaciones que la policía hace del asesinato.
Actualmente no existen registros en Ambato de cuántos sitios se dedican a la brujería. El último registro se hizo en 1992 durante un operativo de la Intendencia de la Policía que determinó, en ese entonces, 17 locales.