DESDE 1990
José Cabrera Román, notario segundo de Machala, se dedicó a captar, en su oficina, dinero a cambio del pago de altos intereses. Hasta octubre del año pasado, la Fiscalía estima que unas 35 mil personas, entre ellas jueces, políticos, banqueros, policías y militares, se convirtieron en sus socios. Su muerte, la madrugada del 26 de octubre del 2005, cuando estaba en un hotel de Quito con Priscila Valles, de 18 años, provocó desesperación en los clientes, muchos de los cuales vivían cómodamente solo de los intereses.