En menos de un año, una Asamblea Constituyente le dio una nueva Constitución a Venezuela y cambió hasta su denominación como República. Es en la región el ejemplo de lo que puede hacer este organismo para transformar un país, independiente de los enfrentamientos y polarización que causó en la sociedad de esa nación.

Bolivia, otro Estado que optó por una Constituyente, enfrenta en estos días una dura pugna entre los promotores de cambios, liderados por el presidente Evo Morales y quienes desean mantener la misma estructura estatal.

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El proceso venezolano aprovechó la alta simpatía del presidente Hugo Chávez, quien se declaró nacionalista y contrario a las políticas de EE.UU.: él llegó al poder, auspiciado por Polo Patriótico, el 6 de diciembre de 1998, con el 56% de los votos. Su principal propuesta fue instalar una Constituyente y refundar el país. El día de su posesión, Chávez, vía Decreto Presidencial Nº 3, del 2 de febrero de 1999, convocó a un referendo consultivo (consulta popular) para que el pueblo se manifieste si está de acuerdo con la Constituyente.

El referendo se dio el 25 de abril de 1999. El carisma de Chávez fue fundamental y el resultado de la consulta, abrumador. El sí obtuvo el 90% de apoyo. El próximo paso fue la elección de los miembros de la Constituyente, fijada para el 25 de julio de 1999.

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En la elección Polo Patriótico, el partido de Chávez, obtuvo más de curules de las 128 estipuladas. La Asamblea Constituyente se instaló el 15 de agosto de 1999. Su trabajo culminó con una nueva Constitución, que le daba al país el nombre de República Bolivariana de Venezuela.

Esa Carta se la sometió a un referendo de aprobación el 15 de diciembre de 1999. El resultado fue 71,19% a favor y una abstención del 53%.