La admisión, el pasado miércoles, del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de que Washington detuvo a sospechosos de terrorismo en prisiones en el extranjero, podría agravar las heridas diplomáticas que su gobierno esperaba sanar.

Entre los países más molestos por la existencia de esas cárceles están los aliados que Bush necesita con desesperación para lograr sus objetivos en el Medio Oriente y otras partes del planeta.

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Dirigentes de todo el mundo reaccionaron ayer con indignación.  Legisladores europeos exigieron que sus gobiernos revelen la ubicación de cárceles clandestinas de la CIA, al igual que organizaciones humanitarias como Cruz Roja y Amnistía Internacional, expresaron temores de que, a pesar de los desmentidos de Bush, los detenidos sí fueron torturados.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo: “No creo que se deban sacrificar las libertades civiles por la lucha eficaz contra el terrorismo. Si se nos pide ceder nuestra libertad, nuestros derechos, a cambio de protección contra el terrorismo, ¿en realidad se nos  protege?".

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“El discurso de Bush el miércoles constituye solo una pequeña parte de la verdad”, dijo el senador suizo Dick Marty, quien encabezó una investigación de la Unión Europea sobre detenciones clandestinas.

La Cruz Roja reiteró su exigencia de visitar a los capturados por EE.UU. en la llamada “guerra contra el terrorismo”.

“Bush está tratando de justificar la legislación que conduzca a la impunidad y el uso de técnicas alternativas de interrogación que podrían significar maltratos”, denunció Robert Freer, de Amnistía Internacional. Aunque Bush aseguró que EE.UU. no tortura, Freer señaló que el Mandatario no descartó el uso de tratos inhumanos o degradantes.

Tales tratos podrían constituir torturas según las leyes internacionales, dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch.

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que “la lucha contra el terrorismo solo se puede hacer desde el estado de derecho y la democracia.

No es compatible con la existencia de prisiones secretas.

En otro discurso, ayer, Bush aseguró que EE.UU. ha dado “pasos de gigante” para cubrir los vacíos en materia de seguridad que había antes de los atentados del 11 de septiembre del 2001 y que el país es hoy “más seguro” que antes.

Además anunció el traslado de catorce reos allí retenidos, a la prisión en la base militar de Guantánamo.

Las primeras acusaciones surgieron el 2 de noviembre del 2005 en el diario The Washington Post, según el cual la Agencia Central de Inteligencia (CIA) mantenía a sospechosos de Al Qaeda retenidos en países de Europa del este, Tailandia y Afganistán.

1.000 vuelos al menos, realizó la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.  (CIA) para sacar e introducir sospechosos de terrorismo en forma ilegal, informó en abril pasado el Parlamento europeo.