El volumen dedicado al autor está precedido de una aproximación a la obra, por Yanko Molina, y al personaje, por Galo Mora, quienes con austeridad y sustento nos introducen en la vida y obra del más radical de los creadores del realismo social en el Ecuador.
Las Obras completas de Joaquín Gallegos Lara es un nuevo volumen publicado por el Proyecto de Rescate Editorial de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, bajo el cuidado de Melvin Hoyos y Javier Vásconez. Con anterioridad circularon los volúmenes correspondientes a Medardo Ángel Silva, José de la Cuadra, Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Pareja Diezcanseco y Ángel Felicísimo Rojas.
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Dos proyectos editoriales se destacan en Guayaquil en los últimos años: esta colección de creadores editada con extraordinaria seriedad y acompañada de una investigación prolija sobre cada autor, y una colección que desapareció, luego de entregarnos documentos históricos fundacionales, animada por Carlos Calderón Chico: Guayaquil y el río.
El volumen de la Biblioteca Municipal dedicado a Gallegos Lara está precedido de una aproximación a la obra, por Yanko Molina, y al personaje, por Galo Mora Witt, dos textos que, con austeridad y sustento, nos introducen en la vida y la obra del más radical de los creadores del realismo social en el Ecuador.
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Para Yanko Molina, Las cruces sobre el agua será considerada, por “su calidad poética, los alcances de su plan –está construida para englobar en ella misma a toda la sociedad guayaquileña, según la entendía el autor, un comunista convencido– o la composición de su estructura”, como “el ejemplo mejor logrado del realismo social ecuatoriano.”
El volumen recoge la escasa obra concluida, los fragmentos que quedaron inconclusos y una selección de artículos que reflejan toda la personalidad del autor, que nunca pudo caminar y, sin embargo, transitó el país sobre los hombros de un amigo, Juan Falcón, con quien protagonizó una “dualidad inseparable”, dice Galo Mora en la introducción al libro, dualidad que “daría paso a la pirámide circense, a la coreografía siamesa, o mejor, al surgimiento de ese centauro atezado y subversivo, que escribía, reía, arengaba, amaba y luchaba. Falcón será entonces sus piernas, su velocidad, su andanza, el tropel en la calle, la vorágine frente a la persecución de los carabineros.”
Están allí los cuentos de Los que se van, la novela Las cruces sobre el agua, los fragmentos de Cacao y Los Guandos; 16 cuentos dispersos y sus artículos; entre ellos, su ensayo Biografía del pueblo indio con un entrañable perfil de Ambrosio Lasso, el líder indígena de Pull, en Chimborazo, perseguido por terratenientes, tenientes políticos, gobiernos.
En cuanto a sus artículos literarios, es posible acercarse al implacable polemista que emprendió contra las vanguardias en los años treinta y cuarenta, particularmente contra Pablo Palacio, Raúl Andrade, Humberto Salvador, en los momentos más intensos del debate cultural en nuestro país durante el siglo XX.
Gallegos Lara llegó a calificar la obra de Pablo Palacio como digna de admiración y repelente al mismo tiempo, y a La vida del ahorcado como “inofensiva novela” en la que “se admira la inteligencia”, pero “se la encuentra fría, egoísta, y se puede ver al fin que Pablo Palacio no ha podido olvidar su mentalidad de clase, que tiene un concepto mezquino, clownesco y desorientado de la vida, propia en general de las clases medias cuya existencia niegan los interpretadores autóctonos de la realidad americana”.
Para Raúl Andrade, Gallegos Lara tendrá frases que, paradójicamente, parecerían partir del propio ingenio de Andrade, lúcido y preciso en sus burlas:
“Raúl Andrade era el espíritu de la neblina, que se enreda en los techos y desdibuja las calles, en las tardes encharcadas de Quito. Soñaba como un noruego y escribía como un francés (…) casi hasta llegó a imaginar que algunas de las bellezas que ha firmado se las habrán ‘dado escribiendo’ Benjamín Carrión o Jorge Diez”.
Mientras tanto, para los comentarios sobre novelas y autores contemporáneos, Gallegos Lara asumirá la figura del crítico y comisario que rescata en la literatura exclusivamente sus valores socialistas.
Gallegos Lara iba a cerrar su obra, pocos meses antes de su muerte ocurrida en 1947, con la desoladora historia del judío errante por pueblos del Ecuador. El relato se tituló La última erranza y parecía inaugurar un nuevo –pero siempre intenso y alucinado– modo del relato en este autor; un relato más secreto, de una particular densidad.
De La última erranza, afirma Yanko Molina: “Después de todo este despliegue de monstruosidades que es Las cruces sobre el agua, parecía difícil que tal temática no estuviera agotada en el autor. La novela se publica en 1946, y solo un relato es posterior a ella: La última erranza. En el imaginario campesino, esta vez de la serranía, la presencia de lo monstruoso es constante. De esta característica se aprovecha Gallegos para crear un relato admirable”.
EL AUTOR
El escritor Joaquín Gallegos Lara nació en Guayaquil el 9 de abril de 1909 y murió el 16 de noviembre de 1947. Una de sus obras más importantes es la novela Las cruces sobre el agua, que está basada en la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922.