En algunas cajas de bancos, donde laboran jóvenes de 18 a 26 años, con sueldos de entre $ 170 y $ 250 al mes, se detectan nuevas formas de robos a los clientes.
La falsificación de cédulas y libretas de ahorros o la retención de papeletas firmadas a pretexto de que se encuentran mal elaboradas, son dos de aquellas modalidades, según las instrucciones fiscales iniciadas por perjudicados por el retiro irregular de $ 166.000 en el Banco Pichincha. En este caso se hallan implicadas trece personas, entre cajeros y ex funcionarios. Once están en la Penitenciaría. La entidad bancaria decidió restituir los valores a los ahorristas.
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Familiares de una detenida dijeron que a ella le amenazaron para que pague a personas que no eran dueñas de cuentas. También hay denuncias de débitos indebidos en los bancos Pacífico y Guayaquil.
Nuevas formas de atracos preocupan a ahorristas
Cajeros de banco, bajo sospecha
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El perjuicio cometido a varios clientes por un grupo de cajeros bancarios y otros casos denunciados en la Fiscalía y la Policía Judicial del Guayas revelan la vulnerabilidad en las operaciones en el interior de las entidades financieras y la falta de seguridad física.
Clientes del sistema financiero son afectados por diversas formas de robo que ocurren dentro de algunas entidades bancarias, además de las cometidas bajo el sistema sacapintas que se concreta cuando la víctima sale.
Aunque la Policía, Fiscalía y Defensoría del Pueblo del Guayas no tienen una estadística específica, así lo revelan los casos denunciados en esos organismos y registrados en Guayaquil entre el 2005 y lo que va del 2006.
El caso más reciente, es aquel que sucedía dentro del Banco Pichincha y que implicó a más de una decena de sus empleados en el retiro irregular de $ 166 mil de las cuentas de once clientes. Según las investigaciones, el delito ocurrió con la falsificación de la cédula, libreta de ahorros y firma del cuentahabiente en las papeletas y, con la retención de ese documento firmado por el cliente.
Existen denuncias similares de clientes de más bancos.
Otros tipos de robo se reportaron dentro de las entidades bancarias el año pasado. Los maleantes se hicieron pasar como empleados o acompañantes de clientes a quienes suministraron sustancias, como la escopolamina, para hacerles perder la voluntad y apropiarse de su dinero.
De ese modo fueron perjudicados Ángel Valladares Romero, cliente del Banco de Guayaquil, y Mariela Ibarra Holguín, del Banco Pichincha, a quien la entidad le restituyó los $ 2.190 robados, luego de que su denuncia se hiciera pública y de que la entidad admitiera que hubo negligencia de su personal de seguridad.
Los atracos más frecuentes son los cometidos por sacapintas, como se denomina a los delincuentes que identifican a la víctima que obtiene una considerable suma de dinero luego de una transacción y a la que asaltan cuando salen del banco. Algunos afectados creen que hay complicidad de los empleados bancarios.
La Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE) aplica normas generales en el manejo de las operaciones y recientemente dispuso el aumento de guardias. A pesar de ello no hay garantía de que las transacciones sean seguras.
Cajeros
En el caso que implica a los cajeros del Pichincha (que eran empleados de rol de la entidad, según el gerente regional del banco, Diego Lavaye) los retiros de las cuentas de los clientes se efectuaron entre octubre del 2005 a mayo pasado con montos de $ 4.000 a $ 38.400, según el proceso que conoce el juez 1º de lo Penal de Guayas, Ángel Rubio.
Las quejas llevaron al banco a realizar una investigación interna, tras lo cual decidió restituir a los cuentahabientes los valores sustraídos. En mayo pasado la entidad denunció el hecho a la Fiscalía del Guayas indicando que conjuntamente con la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Policía confirmaron las amenazas a dos cajeras para obligarlas a realizar los pagos.
La fiscal Miriam Rosales imputó a trece personas (once están presas y dos prófugas): siete cajeros de varias agencias, dos que habían salido del banco desempeñando esas funciones y cuatro más sin vínculos con la institución. Por este caso se han iniciado cuatro instrucciones fiscales: por extorsión, apropiación ilícita, asociación ilícita y hurto.
Carlos Quiroz, uno de los afectados, dice que el pasado 3 de marzo le hicieron dos retiros de $ 4.900 cada uno en dos agencias, mediante la falsificación de su firma en una papeleta y de su libreta de ahorros en la cual no aparecían los débitos. El banco le reembolsó el valor 30 días después.
De los once clientes perjudicados, Quiroz y otros dos cuentahabientes denunciaron el hecho en la Fiscalía.
A Orlando Valarezo le ocurrió lo mismo. “El 1 de marzo pasado intenté retirar $ 5 mil, pero no pude porque alguien había retirado mi dinero con una papeleta en la que mi firma fue falsificada, según los documentos y el video del banco”, indica. No denunció su caso a la Policía y la queja que presentó al banco no consta en el expediente del caso Cajeros. La entidad le devolvió el valor dos meses después y cerró su cuenta.
Otros establecimientos
El jefe de la Brigada de Misceláneos de la PJ-G, capitán Jaime Salazar, explica que las denuncias de este tipo son escasas porque los clientes reclaman inicialmente a la entidad que, tras una investigación interna, “generalmente les restituye el valor faltante”.
Pero no siempre ocurre así, porque el banco puede determinar que no tiene responsabilidad sobre la pérdida, señala John Caicedo, abogado de la Defensoría del Pueblo.
Algo similar le ocurrió a Luis Mendoza, quien denunció ante la Fiscalía que el 14 de junio del 2005 descubrió un faltante de $ 990 de su cuenta del Banco del Pacífico que no aparecía impreso en su libreta.
La instrucción iniciada por el fiscal Víctor Hugo Galán señala que al perjudicado le retiraron el valor de la agencia Albán Borja, supuestamente mediante la falsificación de su firma en una papeleta.
Mendoza acudió a la matriz del banco y luego a la agencia y dijo que el gerente de ese entonces le respondió que era nuevo en esas funciones y no podía responsabilizarse por la reposición del dinero sustraído.
El banco sostiene que hace seguimiento a todo reclamo y responde cuando se comprueba que el error fue de ellos.
Otra afectada es Luz Briones Cornejo, quien denunció en la Fiscalía la pérdida de $ 250 de su cuenta de ahorros del Banco de Guayaquil. “El sábado 10 de junio del 2006 me acerqué a un cajero automático del Mall del Sol para retirar $ 20 de mi cuenta y al terminar la transacción me di cuenta que mi saldo era inferior al que debía tener, ya que unos días ante me habían depositado mi sueldo”, señala en su escrito.
Agrega que en las oficinas del banco, ubicadas en ese centro comercial, le indicaron que el 5 de junio hizo tres retiros por el monto indicado. La denunciante aclara que la tarjeta paga hasta $ 200 diarios.
Añade que en la matriz de la entidad le dijeron que los retiros ocurrieron en varios días.
Briones califica de absurda la explicación, ya que afirma que solo ella tiene el número de clave de su tarjeta e insiste en que el banco debe devolverle el valor. Hasta el viernes pasado los directivos no dieron su versión del caso.